En Venezuela, el poder es una encrucijada. La dictadura populista de Maduro ostenta los símbolos del poder y gobierna aunque sus ingresos se vean mermados por la corrupción interna y por las sanciones. Cuenta con el Tribunal Supremo y el Consejo Nacional Electoral como herramientas unísonas de su estrategia de mantenerse viva y lucir legitimidad. Maduro convoca a aliados internos y al enfrentar a un enemigo común, todos sus partidarios son una sola voz.
Por otra parte, el interinato de Guaidó, apoyado por más de 50 países, tiene el respaldo del gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, vía, sanciones, recursos, investigaciones y acciones de inteligencia pero no gobierna.
Mientras tanto, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, un instrumento chavista, excluye al legítimo Parlamento, del proceso de renovación del Consejo Nacional Electoral (CNE) con una sentencia en la que declara la existencia de una “omisión legislativa” por parte de la Asamblea Nacional para nombrar a los nuevos garantes electorales.
El gobierno busca mantenerse en el poder, la oposición de manos atadas, qué le queda, está trancado el juego político en Venezuela. César Miguel Rondón profundiza el tema con el analista político Ángel Álvarez, director de Urgent Action For Democracy and Development; Ángel Medina, diputado a la AN, miembro de la Comisión Electoral y el expresidente del CNE, el Dr. Andrés Caleca.