El presidente Nicolás Maduro designó este lunes a Tareck El Aissami, como nuevo ministro de Energía y Petróleo en Venezuela, quien además de ser una una de las figuras más influyentes del sector oficial, también cuenta con un historial de acusaciones de narcotráfico por parte de la justicia norteamericana.
Junto a su nombramiento, Asdrúbal Chávez, pasó a ser la cabeza de la estatal Pdvsa. El primo del fallecido expresidente Hugo Chávez fue puesto en el lugar de Manuel Quevedo, quien había ocupado ese el cargo desde el año 2017.
En una entrevista para el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón, el economista de la Universidad de Rice, Francisco Monaldi, habló sobre las especulaciones que se han hecho con respecto a El Aissami y sus conexiones con el medio oriente.
A pesar de que Monaldi desestimó que su designación responda únicamente a intereses del Gobierno por fortalecer su relación con Irán; no cuestionó que el recién llegado al ministerio cuente con buenos contactos en ese país y en Siria.
El experto indicó que la ayuda que podrían ofrecerle los iraníes a Venezuela es muy poca. Y dijo que a “su modo de ver” no están dispuestos a arriesgar dinero en el país suramericano.
Irán tienen recursos humanos y técnicos que podrían ser útiles para Pdvsa, agregó, pero no le puede ofrecer nada más a la administración de Maduro.
–
Por otra parte, Monaldi aseguró que los rusos posiblemente sí seguirán apoyando al régimen venezolano en temas petroleros. Dado que por razones geopolíticas “podría ser importantes para ellos tener ese peón en la negociación con Estados Unidos”.
Es notable que el nombre a El Aissami ahora encabece el ministerio de Petróleo, resaltó, si lo que tal vez está buscando el Estado es atraer a la inversión privada.
“Dudo que puedan hacer algo de lo que están planteando”, afirmó. Recordando las presuntas intenciones que tiene Nicolás Maduro de recuperar la producción de crudo.
En ese sentido, Francisco Monaldi pronosticó un año “muy malo” para el sector de hidrocarburos en Venezuela, que podría terminar con una producción de apenas 500.000 barriles de petróleos al día.
“Lo mismo que a principio de la década de los años treinta”, sentenció.