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Mientras la Casa Blanca junto al equipo de campaña del Presidente Donald Trump concentra sus esfuerzos en una nueva narrativa del Covid,(FOTO TRABAJANDO EN HOSPITAL) a través de una épica donde el mandatario, contagiado de Covid 19, no se detiene ni se deja vencer por éste, mientras recibe los mejores tratamientos y cuidados que un ciudadano común no tiene a su alcance, sigue incrementándose el número de infectados en los Estados Unidos y las muertes ya superan 210 mil personas.(IMAGEN MAPA DATOS HOPKINS) Donald Trump es uno de esos 7 millones, pero no es cualquiera.
En realidad lo más grave de todo lo que está ocurriendo en medio de la campaña electoral, es el uso político que trata de hacerse de la salud de millones y de la interpretación, a conveniencia, de la ciencia.
Tomemos algunos ejemplos.
A principios de septiembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades cambiaron un informe científico sobre el coronavirus y cómo afecta a los niños días después de que un funcionario de la administración Trump solicitara cambios similares, según lo reportó Político. La solicitud, que fue enviada por el entonces funcionario de asuntos públicos, Paul Alexander, se produjo cuando el presidente Donald Trump estaba presionando públicamente para la reapertura de las escuelas a principios de septiembre. Alexander dijo que el informe no debería describir a los adolescentes de 18 años o más como pacientes “pediátricos” ni combinar los riesgos del COVID-19 con los niños pequeños y los adolescentes mayores. La versión final del informe de los CDC contenía cambios en línea con los solicitados por Alexander, aunque los funcionarios públicos también sugirieron cambios similares, según Político.
La semana pasada, según informó el New York Times, la Dra. Deborah L. Birx, coordinadora de respuesta al coronavirus de la Casa Blanca, y funcionarios que trabajan para el vicepresidente Mike Pence, presionaron para ese fin, lo cual dejó a los funcionarios del C.D.C., alarmados.
Un miembro del personal de Pence, según señala The New York Times, dijo que Marc Short, el jefe de gabinete del vicepresidente, le pidió repetidamente que obtuviera una mayor cantidad de informes y gráficos del CDC que mostrasen una disminución en los casos de coronavirus entre los jóvenes.
La miembro del personal, Olivia Troye, una de las principales ayudantes de Pence en el grupo de trabajo, que dejó la Casa Blanca en agosto, dijo que lamentaba haber sido “cómplice” del esfuerzo. Pero ella dijo que intentó tanto como pudo proteger al C.D.C. de la presión de la Casa Blanca, pero se vio impulsada por la determinación del presidente de tener escuelas abiertas para cuando los votantes emitan sus votos.
“Estás impactando la vida de las personas por cualquier agenda política. Están intercambiando votos por vidas, y tengo un serio problema con eso”
Ciertamente, no deja de ser muy preocupante también observar la ligereza con la cual se trata la infección y posible dolencia del Presidente, en esa narrativa épica, porque siendo el Presidente líder de un país, es el “rol model” para muchos de sus ciudadanos, y cuando rompe con todas las recomendaciones que el personal sanitario exige a la población, tales como el confinamiento, la cuarentena, cuando se está enfermo de Covid 19, no sólo para cumplir el necesario reposo, sino para evitar ser la fuente de nuevos contagios, ¿qué les está diciendo a los estadounidenses?.