Desde el inicio de la pandemia, la ciencia a escala mundial se encuentra en una carrera por conseguir la vacuna contra el COVID-19, pero también la carrera es por encontrar el tratamiento adecuado que permita reducir los índices de mortalidad de los pacientes.
A finales de febrero, cuando el coronavirus comenzaba a expandirse desde Asia hasta Europa se empezó a hablar de la hidroxicloroquina como un posible tratamiento para algunos enfermos de coronavirus.
Entretanto, este medicamento ha sufrido en menos de dos meses un ascenso y una caída en su popularidad. El presidente Donald Trump desde el comienzo ha sido un ferviente promotor de la hidroxicloroquina, tanto es así que ha afirmado que la consume de manera preventiva.
Por su parte, la OMS anunció que ponía pausa a los ensayos clínicos con la droga antimalárica.
Si existen tantas contradicciones sobre la efectividad del fármaco en el caso del tratamiento del COVID-19, ¿por qué sigue la insistencia de su uso en mandatarios como Donald Trump o Jair Bolsonaro?¿Cuáles son los verdaderos riesgos? ¿Qué hay detrás de su uso?
César Miguel Rondón aborda el tema con el doctor Pablo Cariñanos (@drcarinanos), desde Sevilla y el periodista Alex Segura (@_alexsegura_), corresponsal de EFE.