Después de tres de meses de confinamiento, España comienza a sufrir los embates de la crisis económica naciente en todo el mundo. La gran secuela de la pandemia es que muchas empresas pequeñas y medianas han tenido que cerrar definitivamente, dejando a cientos de miles españoles en el paro. Para tratar de paliar esta situación, el Gobierno de ese país ha optado por aplicar el ingreso mínimo vital.
El presidente Pedro Sánchez afirmó que la renta mínima beneficiará a un aproximado de 850.000 familias vulnerables y que se podrá empezar a cobrar a partir del mes de junio. El ingreso de esta renta mínima oscilará entre 461,5 euros (para un adulto que viva solo) y 1.015 euros (para los hogares de cinco miembros).
Hasta el momento, la Seguridad Social contabiliza que después de la pandemia, hay 550.000 hogares que viven con menos de 230 euros al mes y son clasificados como de pobreza extrema.
En una entrevista para el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón, el periodista de Mediaset Daniel Montero, indicó que la mayor duda de los españoles radica en la situación económica
“Hay mucha intranquilidad en lo referente al mercado laboral. Hay que entender que nosotros somos un país donde entre el 14 y el 17% del ingreso proviene del turismo y estos meses de verano serán claves. Los datos indican que cada vez son más los españoles que se encuentran en una situación económica trágica e incluso muchos han necesitado acudir a comedores sociales. La renta mínima ya no será una ayuda para pagar el alquiler, sino para cubrir las necesidades esenciales”, expuso Montero.
Para solicitar la renta mínima es necesario ser residente en España, tener entre 23 y 65 años, haber vivido al menos tres años de forma independiente, y haber cotizado como mínimo un año en la Seguridad Social. También la podrán cobrar personas de 18 años con hijos a cargo que lleven un año de residencia en el país.
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“Aunque se habla mucho de la aprobación de este ingreso, varias comunidades autónomas ya habían aplicado algún tipo de ayuda de este tipo. Lo que viene a hacer el Gobierno es complementarlo para que sea igual en todo el territorio nacional”, agregó.
En medio de la situación económica dramática, Sánchez afirmó que España se prepara para regresar a la normalidad. El 21 de junio finalizará el estado de alarma luego de que el Congreso de los Diputados aprobara seis prórrogas. El mandatario también informó que dejará el control de la fase tres de la desescalada a las comunidades autónomas.
“El Gobierno había tomado y centralizado las competencias más importantes como las de sanidad y educación. Ahora las comunidades piden que que esas facultades vuelvan a los gobiernos autonómicos. La gran pregunta es qué sucederá a partir de esa fecha si se produce un rebrote en alguna zona y hay que limitar la circulación de la población”, expresó Montero.
La incertidumbre reina ante un posible rebrote que obligue a las autoridades a confinar nuevamente a la población. “Se supone que la ley de seguridad sanitaria podría servir de una forma puntual para bloquear la circulación en algunas zonas, pero al ser un derecho fundamental se requeriría un nuevo estado de alarma para volver a una confinamiento de toda la población. También está la opción de pedir el estado de alarma para una comunidad autónoma puntual”, añadió.
Todo este escenario está acompañado por la confrontación política. Lejos de unir a los partidos, la crisis sanitaria, económica y social, está acompañada por la confrontación de todos los sectores políticos.
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Sánchez está cada día más solo. Los independentistas catalanes de ERC, quienes fueron sus socios para la investidura, le han dado la espalda. Vox, el partido más radical de derecha, le exige la dimisión y lo ha denunciado por el presunto delito de imprudencia grave con resultado de muerte. El PP le sigue haciendo férrea oposición y, a lo interno, las fracturas con Podemos son cada vez más notables.
La última prórroga del estado de alarma salió adelante gracias a un acuerdo de última hora con Ciudadanos, un partido liberal.
“La confrontación política es percibida con un importante cansancio, con un agotamiento. El ciudadano de a pie le da igual el tipo de debate que no es nada constructivo. Hay que entender cómo se está polarizando la política española. La portavoz del Partido Popular llama al padre del vicepresidente segundo terrorista, al día siguiente Pablo Iglesias hace lo mismo diciendo que el PP y Vox quieren dar un golpe de Estado. En ese contexto no hay espacio para un mensaje de paz o tranquilidad dentro de los medios de comunicación”, explicó el periodista.
América Digital
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