La escasez del servicio de agua en Venezuela es una de las calamidades que los ciudadanos tienen que sufrir en pleno siglo XXI. Así como las personas hacen colas para surtir de gasolina, también hay colas para llenar tobos de agua y abastecerse por algunos días.
El ingeniero civil José María De Viana, expresidente de Hidrocapital y Movilnet, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Esto es fruto de un proceso largo de deterioro de una infraestructura robusta y maravillosa, construida a través del tiempo, pero que se ha deteriorado después de 20 años de mala operación. Uno de los problemas es el poco talento que hay en las personas dirigiendo el agua y el rompimiento de reglas fundamentales de gerencia”, explicó De Viana.
El experto también enfatizó que todo el problema radica en la falta de mantenimiento en las instalaciones de bombeo de agua.
“Los sistemas de abastecimiento de agua en Venezuela está entre 40 y 70 kilómetros de distancia de las ciudades, porque siempre buscamos aquellas fuentes de mejor calidad. La mayoría de las fuentes de agua están en parques nacionales y necesitan sistemas que transporten el agua a las ciudades. Estas instalaciones consisten en largas tuberías y grandes estaciones de bombeo que requieren mantenimiento. En este momento, buena parte de las bombas y motores están fuera de servicio o con averías severas”, dijo.
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Todo este diagnóstico se traduce en un escenario de ciudades sedientas y en embalses llenos de agua. “La ciudad de Caracas, por ejemplo, está recibiendo 12.000 litros por segundos y hace 20 años recibía 20.000 litros por segundos. En este sentido, hay 8.000 litros de escasez”, agregó el experto.
Frente a la escasez de agua, la solución del gobierno ha sido la compra de camiones cisternas.
“El proyecto del régimen se basa en la dominación. De esta forma, colonizó a todas las empresas de servicios profesionales que habíamos desarrollado. Empresas de excelencia mundial fueron colonizadas por funcionarios obedientes al sistema, pero con muy escaso talento. Además se rompió la transparencia. Por mucho tiempo dijeron que el problema era que no llovía, pero al año siguiente llovió más de la cuenta y seguía faltando el agua. Últimamente están culpando a los operadores. El gobierno en vez de atender el problema, compra camiones cisternas”, expuso el ingeniero.
En resumen, el pronóstico no es alentador. Mientras las instalaciones se deterioran, hay falta de capacidad en quienes dirigen la industria de agua en Venezuela.
“La sumisión, la obediencia e incluso la complicidad en las mentiras es una condición de los sistemas autoritarios. Anteriormente, las discrepancias de los gerentes de las empresas de servicios con el gobierno eran normales. Ahora tenemos unos gerentes, cuya principal virtud es ir a una sesión pública donde aplauden chistes de mala calidad”, argumentó De Viana.
América Digital
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