Las autoridades sanitarias de Estados Unidos informaron sobre un posible vínculo entre la vacuna del COVID-19 de Janssen, filial de la farmacéutica Johnson & Johnson, y el síndrome de Guillain-Barré.
Así lo advirtió la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) luego de que se detectaran 100 posibles casos de este síndrome entre los más de 12.8 millones de personas que han recibido la vacuna de Janssen en Estados Unidos.
De acuerdo con los informes, esta extraña reacción fue detectada en solo el 0.0007 % de las personas que han sido inoculadas con esta vacuna en EE.UU., pero el 95 % de estos casos fueron serios y los pacientes tuvieron que ser hospitalizados en donde uno de ellos falleció.
En ese sentido, la FDA decidió actualizar la información sobre la vacuna Janssen al informar sobre esta posible relación con el síndrome de Guillain-Barré, aunque los casos no sean tan significativos.
“Los datos son insuficientes para establecer una relación casual”, indicó la FDA al resaltar que aún es necesario investigar para evaluar si la vacuna es la responsable directa del desarrollo del síntoma.
La autoridad regulatoria de medicamentos también explicó que los afectados con este síndrome desarrollaron síntomas en un plazo máximo de 42 días tras haber sido inmunizados. Además, la mayoría de los casos se registró en hombres, muchos de ellos de más de 50 años, y generalmente unas dos semanas después de la vacunación.
Son más los beneficios que los riesgos
Las autoridades han resaltado que los beneficios de la vacuna de Johnson & Johnson contra el COVID-19 siguen siendo mayores que los riesgos de contraer esta enfermedad y por eso continuarán realizando estudios para evaluar si existe esta posible relación directa con el síndrome de Guillain-Barré.
Por su parte, Johnson & Johnson también se pronunció y aseguró que ha mantenido conversaciones con la FDA sobre ese efecto adverso y recordó que la posibilidad de desarrollar el Guillain-Barré es muy baja, tal y como muestran los datos de las autoridades sanitarias.
“La probabilidad de que ello ocurra es muy baja y la tasa de casos reportados supera por un pequeño margen la tasa base, de incidencia sin ninguna intervención, en la población general”, afirmó Johnson & Johnson.
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Igualmente, no existen datos que muestren un patrón similar entre quienes recibieron la vacuna contra la COVID-19 de Moderna o Pfizer, de las que que solo en EE.UU. se han administrado más de 321 millones de dosis.
La nueva advertencia sobre la vacuna Janssen señala que en la mayoría de las personas, los síntomas comenzaron dentro de los 42 días de ser inoculados, por lo que “la probabilidad de que esto ocurra es muy baja”.
Las autoridades también indicaron que las personas deben buscar atención médica inmediata en caso de experimentar debilidad u hormigueo, especialmente en las extremidades, que empeoran o se extienden a otras partes del cuerpo.
También deben consultar en forma urgente si sufren dificultades para caminar, hablar, masticar o tragar, así como para otros movimientos faciales, visión doble o pérdida de función de la vejiga o de los intestinos.
¿Qué es el síndrome de Guillain-Barré?
El síndrome de Guillain-Barré es un trastorno poco común del sistema inmunológico que causa inflamación de los nervios y puede provocar dolor, entumecimiento, debilidad muscular y dificultad para caminar.
Esta enfermedad se presenta cuando el sistema inmunitario del organismo ataca por error algunas de sus células nerviosas, causando debilidad muscular y en ocasiones parálisis, que por lo general es temporal.
De hecho, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) estima que entre 3.000 a 6.000 personas sufren de este síndrome al año y la mayoría se recupera de esta enfermedad.
De acuerdo con Mayo Clinic, la mayoría de las personas que presentan esta afección poco común deben ser hospitalizadas para recibir atención médica ya que pueden presentar síntomas durante varias semanas.
Los expertos recordaron que el síndrome de Guillain-Barré también se ha registrado tras la administración de ciertas vacunas, incluidas las que previenen la gripe estacional y el herpes zóster.
La vacuna de Janssen, que solo requiere una sola dosis, ya sufrió un contratiempo cuando las autoridades estadounidenses interrumpieron su distribución después de que se detectaran seis casos de trombosis cerebral en mujeres menores de 48 años que habían recibido la vacuna.
Sin embargo, la suspensión se levantó tras determinarse que el peligro era remoto y que los beneficios superaban con creces los riesgos, pero el episodio dejó una caída duradera en la demanda.
Los expertos han hecho un llamado para seguir confiando en las vacunas contra el COVID-19, mucho más cuando la variante Delta se ha venido propagando con gran rapidez en el mundo y se ha convertido en la mutación dominante generando un incremento de los contagios.
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