La Organización Meteorológica Mundial (OMM) reveló que el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida en 2020 es uno de los más grandes y profundos que se ha registrado en los últimos años en esta zona del planeta.
“El agujero de ozono de 2020 creció rápidamente desde mediados de agosto y alcanzó un máximo de alrededor de 24 millones de kilómetros cuadrados a principios de octubre”, indicó la OMM.
De acuerdo con los científicos, este agujero en la capa de ozono ha registrado niveles por encima del promedio de la última década y se extiende en la mayor parte del continente antártico.
Además, se cree que el gran agujero ha sido impulsado por un vórtice polar fuerte y frío que mantuvo la temperatura de la capa de ozono sobre la Antártida constantemente fría.
Los expertos han explicado que el agotamiento del ozono estaría relacionado con la temperatura en la estratosfera debido a que las nubes polares tienen un papel importante en la destrucción química del ozono y solo se forman a temperaturas inferiores a -78 ° centígrados.
“Estas nubes estratosféricas polares contienen cristales de hielo que pueden convertir compuestos no reactivos en reactivos, que luego pueden destruir rápidamente el ozono tan pronto como la luz del sol esté disponible para iniciar las reacciones químicas”, explicó la OMM.
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En ese sentido, esta dependencia de las nubes estratosféricas polares y la radiación solar son una de las razones principales por las que el agujero de ozono solo se ve a fines del invierno o principios de la primavera.
Los expertos han explicado que durante la temporada de primavera del hemisferio sur (agosto-octubre), el agujero de ozono sobre la Antártida aumenta de tamaño, alcanzando un máximo entre mediados de septiembre y mediados de octubre.
“Cuando las temperaturas altas en la atmósfera (estratosfera) comienzan a subir a fines de la primavera del hemisferio sur, el agotamiento del ozono se ralentiza, el vórtice polar se debilita y finalmente se descompone, y para fines de diciembre los niveles de ozono regresan a la normalidad”, indicaron los científicos.
El director del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus, Vincent-Henri Peuch, explicó que el tamaño de este agujero viene registrando una variabilidad en los últimos años, por lo que el agujero de 2020 estaría junto con el de 2018 entre los más grandes que se han presentando en la Antártida en los últimos 15 años.
“Con la luz del sol regresando al Polo Sur en las últimas semanas, vimos un agotamiento continuo del ozono en el área. Después del agujero de ozono inusualmente pequeño y de corta duración en 2019, que fue impulsado por condiciones meteorológicas especiales, estamos registrando uno bastante grande nuevamente este año”, indicó Henri Peuch.
El ozono es una capa de gas natural y protectora en la estratosfera que protege la vida de la radiación ultravioleta del sol, la cual está asociada con el cáncer de piel, cataratas, entre otras enfermedades.
De esta forma, las actividades humanas ha provocado una afectación a esta capa debido al uso de productos químicos como los fluorocarburos, clorocarburos y clorofluorocarburos (CFC) que desgastan a este ozono en la atmósfera.
Los científicos han explicado que la capa de ozono se está recuperando lentamente luego de la adopción del Protocolo de Montreal, un tratado firmado en 1987 que tiene como objetivo eliminar gradualmente las sustancias que la destruyen.
En en ese sentido, en los últimos años se ha venido notando una mejoría pero las mejores proyecciones establecen que la capa de ozono se recuperaría en 2060 a los niveles que tenía en la década de los ochenta.
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