Una mujer estuvo un año sin poder caminar y postrada en una cama a causa de una enfermedad neurodegenerativa que se lo impidió. Pero ahora lo hará gracias a un implante electrónico que le ha reactivado los nervios de la médula espinal.
Un equipo de científicos del centro de investigación NeuroRestore de Suiza le ha devuelto a la paciente la oportunidad de volver a andar. El grupo estuvo dirigido por Jocelyne Bloch, una neurocirujana del Hospital Universitaria de Lausana (CHUS), y por el profesor de neurociencia de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), Grégoire Courtine.
El implante se había utilizado antes para tratar la presión arterial baja en pacientes tetrapléjicos, pero esta es la primera vez que se aplica a una persona con una enfermedad neurodegenerativa.
El estudio, publicado en la revista “The New England Journal of Medicine”, explica que la paciente padecía atrofia multisistémica de tipo parkinsoniano (AMS-P), una enfermedad neurodegenerativa que afecta a varias partes del sistema nervioso.
La AMS-P provoca la pérdida de las neuronas simpáticas que regulan la presión arterial, que desciende drásticamente cuando los pacientes se encuentran en posición vertical -un problema conocido como hipotensión ortostática- y puede ocasionar desmayos.
Estos pacientes son más propensos a caerse, tienen limitada su capacidad para estar de pie, caminar y sufren una importante disminución de la calidad de vida, ya que deben permanecer reclinados para no desmayarse.
Importante avance clínico
Los investigadores colocaron el implante directamente en la médula espinal de la paciente para reactivar las neuronas que regulan la presión sanguínea y evitar que perdiera el conocimiento al ponerse de pie.
El implante, que consiste en unos electrodos conectados a un generador de impulsos eléctricos que se usa habitualmente para tratar el dolor crónico, mejoró la capacidad del organismo para regular la presión sanguínea y permitió que la paciente estuviese consciente en posición vertical y pudiera realizar la fisioterapia para volver a caminar.
Después de estar postrada en la cama durante dieciocho meses, el implante le permitió a la mujer caminar hasta 250 metros.
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Para Bloch, este avance abre el camino a importantes investigaciones clínicas en el tratamiento de enfermedades degenerativas.
“Ya hemos visto cómo este tipo de terapia puede aplicarse a pacientes con una lesión medular. Pero ahora podemos explorar las aplicaciones en el tratamiento de las deficiencias derivadas de la neurodegeneración”, destaca.
Por su parte, Courtine destacó que “esta tecnología estaba inicialmente pensada para el alivio del dolor, no para este tipo de aplicaciones”, pero en el futuro “planeamos desarrollar un sistema dirigido específicamente a la hipotensión ortostática” para ayudar a las personas que sufren este trastorno.
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