Los niños que vieron divorciar a sus padres tienen niveles más bajos de la ‘hormona del amor’: estudio

Un estudio liderado por la Universidad de Baylor pudo establecer que las personas que eran niños cuando sus padres se divorciaron tienen niveles más bajos de oxitocina, conocida como la hormona del amor, por lo que podrían tener problemas de apegos y ansiedad durante su vida.

Los científicos explicaron que la hormona de la oxitocina es importante para el comportamiento social y los vínculos emocionales en la vida temprana, y sus sistema se ha relacionado con la crianza de los hijos, el apego y la ansiedad.

La profesora de estudios sobre niños y familias en la Universidad de Baylor, Maria Boccia, explicó que esta investigación tuvo como objetivo establecer un vínculo entre la oxitocina, la experiencia temprana y los resultados en adultos.

“La oxitocina es una neurohormona que es importante para regular estos comportamientos y también es sensible al impacto de los eventos estresantes de la vida en los primeros años de vida. Este es un primer paso hacia la comprensión de los mecanismos que podrían estar involucrados”, explicó Boccia.

En ese sentido, los investigadores descubrieron que las personas que experimentaron el divorcio de sus padres durante su niñez registran menores niveles de la hormona de la oxitocina en su cuerpo.

Los expertos en comportamiento han estado preocupados por los efectos que puede tener el divorcio en los niños ya que las tasas de separación han empezado a aumentar en algunos países en el mundo.

“Estudios previos de niños cuyos padres estaban divorciados han encontrado que la experiencia se asoció con trastornos del estado de ánimo y abuso de sustancias, comportamientos que se encuentran relacionados con la oxitocina”, resaltó Boccia.

En ese sentido, se ha podido establecer que experiencias como el divorcio o la muerte de un padre durante la niñez se asocian con depresión y ansiedad durante la etapa de la adolescencia y la adultez.

Además, estas experiencias podrían incidir en que estas personas tengan una menor sensibilidad y calidez en su comportamiento o que recurran a reacciones exageradas y al castigo cuando son padres.

En ese sentido, el 27,3% de estos participantes indicó que sus padres estaban divorciados y la edad de estas personas cuando se presento el proceso de separación fue a los 9 años en promedio.

“Al llegar al sitio del estudio, se les pidió a los participantes que vacíen sus vejigas, luego se les dio una botella de agua de 16 onzas para beber antes de completar cuestionarios sobre sus padres y compañeros durante la infancia, así como su funcionamiento social actual”, reseña la investigación.

Precisamente, la encuesta tenía preguntas sobre el afecto, la protección, la indiferencia, el control excesivo y el abuso de sus padres, así como sus propios niveles de confianza, incomodidad, necesidad de aprobación y sus estilos de relación y cuidado.

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Tras completar los cuestionarios, los investigadores recolectaron unas muestras de orina para analizar las concentraciones de oxitocina, evidenciando que los niveles de esta hormona fueron más bajos en las personas que habían experimentado el divorcio de sus padres durante su infancia.

“Aquellos que experimentaron el divorcio de los padres durante la infancia tenían menos confianza, se sentían más incómodos con la cercanía y menos seguros en las relaciones. Calificaron su propio estilo de cuidado como menos sensible y cercano que los participantes cuyos padres no se habían divorciado”, reseña el estudio.

Finalmente, los investigadores resaltaron que este tipo de estudios evidencia la importancia de evaluar los efectos que tienen los procesos de divorcio en los niños ya que estos eventos estresantes puede tener implicaciones en su comportamiento en la edad adulta.

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