La contaminación está generando que los niños tengan problemas de estudio y comportamiento. Foto: Unsplash
La contaminación atmosférica se ha convertido en uno de los principales problemas para las ciudades del mundo por su impacto en la salud, pero ahora un estudio mostró que los niños que estuvieron expuestos a la polución vienen presentando problemas de concentración y comportamiento.
Así lo establecieron unos investigadores de la Universidad de Columbia luego de que descubrieran que la exposición al smog en la infancia también puede perjudicar la salud cognitiva y la capacidad de aprendizaje de los niños.
Además, el estudio también reveló que los niños expuestos a niveles elevados de contaminación atmosférica son más propensos a mostrar un comportamiento más impulsivo durante su infancia.
La doctora y profesora asociada de psicología médica en el Departamento de Psiquiatría del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, Amy Margolis, aseguró que estos hallazgos han generado preocupación por la forma cómo la contaminación del aire puede afectar el desarrollo de millones de niños.
“Al comprometer el control inhibitorio en la infancia, la exposición prenatal a la contaminación atmosférica puede alterar los cimientos sobre los que se construyen las habilidades académicas posteriores”, indicó Margolis.
Para la experta, los niños que están expuestos a la contaminación podrían tener una relación con las malas habilidades académicas como la ortografía, la comprensión lectora y las matemáticas durante la adolescencia temprana.
Ver más: ¿Qué es la contaminación por micropartículas que afecta a gran parte de los países del mundo?
Es decir, que la contaminación podría tener una vínculo con los problemas de control del comportamiento durante la infancia, los cuales también derivan en dificultades académicas durante su etapa de estudios.
“Al evaluar los problemas de aprendizaje de los alumnos y formular planes de tratamiento, los padres y los profesores deben tener en cuenta que estos problemas relacionados con la exposición ambiental pueden requerir una intervención centrada en las conductas; en lugar de los déficits de habilidades relacionadas con el contenido, como es típico para abordar los problemas de aprendizaje”, resaltó Margolis.
Los investigadores destacaron que a partir de estos hallazgos es crucial proteger del smog en la medida de lo posible a los niños y jóvenes. Sin embargo, estos resultados también reflejaron que la exposición prenatal a la contaminación del aire también podría tener un impacto cognitivo en el bebé.
La profesora asociada de ciencias de la salud ambiental en la Escuela Mailman de Columbia, Julie Herbstman, resaltó que este estudio se suma a una serie de investigaciones que han demostrado los efectos nocivos de la contaminación en los niños no solo durante su infancia sino también en la etapa prenatal.
“Este estudio se suma a la creciente literatura que muestra los efectos nocivos de la exposición prenatal a la contaminación atmosférica sobre los resultados de la salud infantil, incluido el rendimiento académico”, manifestó Herbstman.
De acuerdo con la experta, la reducción de los niveles de contaminación atmosférica puede prevenir estos resultados adversos y podría conducir a mejoras en el rendimiento académico de los niños.
Estos hallazgos concuerdan con los resultados de otra investigación de Columbia que descubrió que un marcador de ADN prenatal para los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que se encuentran en la contaminación atmosférica, tienen una conexión con los síntomas del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y con un desarrollo irregular de la capacidad de autorregulación.
Los autores del estudio evaluaron a un total de 200 niños que vivían en Manhattan o en el Bronx (Nueva York) durante este estudio.
Antes del nacimiento de cada niño, el equipo recolectó medidas de HAP de sus madres durante el tercer trimestre del embarazo, ya que en ese momento los bebés son especialmente vulnerables a los factores ambientales.
Tras hacer esta relación, los investigadores realizaron un control inhibitorio (conductas y pensamientos) de cada niño cuando tenían 10 años y luego les realizaron unas pruebas académicas en torno a los 13 años.
De esta forma, los expertos indicaron que cuando un alumno aprende algo nuevo suele tener que anular un hábito anterior para poder incorporar con éxito esta nueva lección a su conjunto de habilidades; esto se puede ver afectado por el impacto de la contaminación en el control inhibitorio de estas personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha mostrado su preocupación por los alarmantes niveles de contaminación del aire a los que están expuestos millones de personas el mundo debido a los problemas de salud que se pueden desencadenar.
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