La forma de criar y educar a los niños ha venido cambiando con el paso de los años ya que se ha generado una mayor consciencia en los padres sobre el maltrato contra los menores.
Los expertos han venido advirtiendo que las tradicionales estrategias de utilizar el maltrato físico para corregir a los niños puede tener un impacto a nivel psicológico, en el desarrollo de personalidad y generar consecuencias en su comportamiento.
Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Texas (Austin) evidenció que las correcciones y castigos físicos están relacionados directamente con niveles más altos de problemas de conducta en los menores.
De hecho, millones de padres en el mundo han utilizado las palmadas como una forma de reprender los caprichos y malos comportamientos de sus hijos creyendo que este castigo funciona para educarlos.
La nueva investigación publicada en la revista Psychological Science analizó un grupo de parejas de gemelos cuyos padres los corregían y disciplinaban de forma diferente para poder evaluar el impacto que esto tenía en su formación.
En ese sentido, se pudo evidenciar que los niños que recibieron más castigos o gritos tenían más probabilidades de mostrar un comportamiento antisocial a medida en que crecían.
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La profesora de desarrollo humano y ciencias de la familia en la Universidad de Texas, Elizabeth Gershoff, explicó que este tipo de hallazgos han llevado a las autoridades de decenas de países en el mundo a prohibir el castigo físico como las nalgadas en contra de los niños.
“Esta es la investigación más reciente que demuestra que los castigos severos tienen una línea directa con más, no menos, problemas de conducta en los niños”, indicó Gershoff.
De esta forma, este nuevo estudio se suma a una serie de investigaciones que han confirmado que el uso de castigos físicos por parte de los padres genera unos efectos negativos en el desarrollo de los menores como en aspectos emocionales.
¿Por qué afecta su comportamiento?
El equipo de investigadores tenía como propósito examinar si el factor genético podría incidir en la forma como los niños, que han sido castigados físicamente, pueden comportarse a futuro.
Muchos expertos han planteado que los padres que tienen un comportamiento severo y agresivo tendrían hijos con conductas más problemáticas ya que supuestamente transmitirían genes relacionados con la agresión y el mal comportamiento.
En ese sentido, los investigadores decidieron analizar a los 1.030 gemelos, entre los que estaban 426 niños genéticamente idénticos, para ver cómo las correcciones de sus padres podrían incidir en su comportamiento tratando y corrigiendo a cada uno de ellos de forma diferente.
Los investigadores encontraron que en las familias donde los padres castigaban duramente a uno de los gemelos había un aumento predecible en la delincuencia y la agresión física en el niño que fue reprendido físicamente o gritado.
La profesora de psicología en la Universidad Estatal de Michigan y autora principal del estudio, Alexandra Burt, aseguró que los análisis no permitieron evidenciar que este tipo de comportamiento antisocial en los niños maltratados tengan una explicación genética.
“No encontramos evidencia que apoye una explicación genética. Las diferencias en la crianza severa que recibió cada gemelo predijeron diferencias en el comportamiento antisocial, incluso cuando compartían el 100% de sus genes”, destacó Burt.
Finalmente, los investigadores creen que los niños definen su comportamiento a partir del ambiente en el que fueron criados y por eso es fundamental que su educación y disciplina no estén enmarcadas en un escenario de violencia.
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