Investigadores de la Asociación Alemana para la Conservación de la Naturaleza (NABU) han logrado establecer que la radiación de los celulares podría ser una de las causas, además de los plaguicidas y la deforestación, de la muerte de insectos en Europa.
Gracias a un análisis de datos de 190 estudios, realizado por la NABU, en colaboración con dos ONG, una alemana y otra luxemburguesa, los científicos han determinado que la creciente exposición del medioambiente a la radiación electromagnética tiene “probablemente una influencia en el mundo de los insectos”.
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La investigación se da en un momento crucial, justo cuando Europa se prepara para llegada de las redes 5G, con las cuales se ha generado un sinfín de controversias alrededor del mundo, sobre los posibles peligros que representarían las antenas de dicha red para la salud de los humanos y de los animales.
De acuerdo con el análisis, alrededor del 60% de los estudios recopilados muestran efectos negativos de la radiación de los celulares sobre las abejas, las avispas y las moscas, especies que, a nivel general, ya han mostrado una reducción alarmante en las poblaciones y las interacciones.
“El número de abejas e insectos silvestres está disminuyendo en general. Por ejemplo, de las 560 especies de abejas silvestres conocidas, el 43 por ciento están en peligro de extinción o ya se han extinguido”, explicó uno de los informes publicado por NABU.
El análisis de los 190 estudios advierte que entre 1989 y 2013, los entomólogos registraron una disminución de la biomasa del 80 por ciento en los insectos voladores. Esto sin contar los registros de los últimos tres años que, de acuerdo con las organizaciones ambientalistas, han sido los más críticos para el planeta.
Como consecuencia de la radiación de los teléfonos celulares en los insectos se encuentra la pérdida de la capacidad de orientación, debido a los campos magnéticos; y, en el peor de los casos, el deterioro del material genético y de las larvas.
La radiación de los celulares y de las redes inalámbricas como la Wi-Fi provocaría, según los análisis, la apertura de los canales de calcio de las células de los insectos, dando lugar a una importante introducción de iones de calcio en el organismo.
Este calcio, a altas dosis, provocaría, además, reacciones en cadena en los insectos y un “estrés celular”, según detallaron los especialistas en entrevistas con medios. Es decir, estas reacciones ocasionarían “una alteración del sentido de la orientación y una disminución de la capacidad de reproducción”.
En las praderas, la biomasa de los artrópodos ha disminuido un 67% en diez años; mientras que en los bosques europeos se registra una pérdida del 41%.
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