Una investigación liderada por el Hospital Nacional Infantil de Estados Unidos pudo evidenciar que los niños pueden tener anticuerpos del COVID-19 y al mismo tiempo seguir con el coronavirus en su cuerpo.
De acuerdo con los investigadores, el objetivo del estudio era poder determinar cuánto tiempo tardan los niños en eliminar el virus de su cuerpo y en qué momento empiezan a producir anticuerpos, pero los análisis permitieron concluir que los dos pueden coexistir en pacientes pediátricos.
En ese sentido, los científicos analizaron a 215 pacientes de los cuales 33 fueron sometidos a pruebas de detección del virus y de anticuerpos durante la enfermedad; pero nueve de los menores mostraron la presencia de anticuerpos en la sangre y más tarde dieron positivo para el coronavirus.
“Con la mayoría de los virus, cuando empiezas a detectar anticuerpos, ya no detectas el virus. Pero con el COVID-19, estamos viendo ambas cosas, lo que significa que los niños todavía tienen la posibilidad de transmitir el virus incluso si se detectan anticuerpos”, explicó Burak Bahar, autora principal de la investigación.
De acuerdo con la experta, estas conclusiones todavía son preliminares pero son de gran importancia en momentos en que muchos países están retomando las actividades y los niños regresan a las escuelas.
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El estudio también evaluó el momento de la eliminación del virus y la respuesta inmunológica con lo que pudo establecer que el tiempo promedio entre la positividad viral y la negatividad en las pruebas fue de 25 días.
“La mediana del tiempo hasta la seropositividad, o la presencia de anticuerpos en la sangre, fue de 18 días, y de 36 días para alcanzar niveles adecuados de anticuerpos neutralizantes, los cuales son importantes para proteger potencialmente a una persona de la reinfección del mismo virus”, reseña el estudio publicado en la revista The Journal of Pediatrics.
Los tiempos de la enfermedad en niños
En ese sentido, el estudio utilizó un análisis retrospectivo de 6.369 niños que se hicieron pruebas de COVID-19, de los cuales evaluó a 215 pacientes que se sometieron a pruebas de anticuerpos en el hospital entre el 13 de marzo y el 21 de junio.
Los investigadores vieron que los pacientes de 6 a 15 años tardaron más tiempo en eliminar el virus (con un promedio de 32 días) en comparación con los pacientes de 16 a 22 años (con promedio de 18 días).
Asimismo, las niñas del grupo de 6 a 15 años también tardaron más tiempo en eliminar el virus que los niños (con un promedio de 44 días en comparación con 25,5 días para los hombres).
“La conclusión es que no podemos bajar la guardia solo porque un niño tenga anticuerpos o ya no muestre síntomas. El papel continuo de la buena higiene y el distanciamiento social sigue siendo fundamental”, indicó Bahar.
La investigadora resaltó que una siguiente fase del estudio tiene como objetivo comprobar si el virus que está presente junto con los anticuerpos en los niños puede ser transmitido a otras personas, ya que este sería un escenario complejo frente al manejo de la pandemia.
Los investigadores también destacaron que se desconoce si los anticuerpos se correlacionan con la inmunidad, así como cuánto tiempo pueden durar y si brindan una protección contra la reinfección del coronavirus.
Precisamente, otro estudio pudo establecer que los niños asintomáticos al coronavirus pueden diseminar y expulsar el virus durante varias semanas, e incluso luego de superar la enfermedad.
El Chindren’s National Hospital destacó que los hallazgos sorprendieron debido a que se pudo evidenciar que los niños asintomáticos podrían ser “potencialmente infecciosos” debido al tiempo en que podrían seguir expulsado el virus.
De esta forma, mientras el virus fue detectable durante un promedio de unas dos semanas y media en todo el grupo de estudio, “una proporción significativa” de niños, alrededor de una quinta parte de los asintomáticos y cerca de la mitad de los sintomáticos, seguían expulsando el virus a las tres semanas.
Finalmente, los investigadores resaltaron que se requiere de nuevos estudios masivos para poder determinar si los niños pueden convertirse en un vector de transmisión de la enfermedad, tal y como se ha creído en medio de la pandemia.
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