Un nuevo estudio explica que grandes y pequeñas especies de dinosaurios hicieron del Ártico su hogar y probablemente desarrollaron estrategias para sobrevivir al invierno, como la hibernación o el cultivo de plumas aislantes.
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El estudio, publicado por la prestigiosa revista Current Biology, recopila datos de más de una década de excavaciones fósiles que dieron fin a la idea de que los primeros reptiles vivían solamente en climas cálidos.
“Un par de estos nuevos yacimientos que hemos encontrado en los últimos años han revelado algo inesperado, y es que están mostrando huesos y dientes de bebé”, comentó, Patrick Druckenmiller, del Museo del Norte de la Universidad de Alaska.
El hallazgo es sorprendente porque demuestra que estos dinosaurios no solo podían vivir en el Ártico, sino que lograron reproducirse en esta región.
En el pasado, los investigadores hallaron restos de dinosaurio en las gélidas latitudes polares en la década de 1950, regiones que fueron consideradas demasiado hostiles para la vida de los reptiles.
Esta situación dio lugar a dos hipótesis contrapuestas: o los dinosaurios eran residentes permanentes, o tenían la capacidad de emigrar al Ártico y a la Antártida con el fin de aprovechar los recursos cálidos para su reproducción.
Pero este nuevo estudio es el primero en mostrar importantes pruebas que demuestran que al menos siete especies de dinosaurios fueron capaces de anidar en estas latitudes que se caracterizan por ser extremadamente altas.
Entre las especies descubiertas destacan dinosaurios con pico de pato llamados hadrosaurios, con cuernos como los ceratopsianos y carnívoros como el famoso tiranosaurio.
Los investigadores tienen la certeza de que los diminutos dientes encontrados en las distintas excavaciones pertenecen a crías de dinosaurio que acababan de nacer o que fallecieron en el momento de su nacimiento.
“Tienen un tipo de textura superficial muy específica y peculiar: está muy vascularizada y los huesos están creciendo rápidamente, tienen muchos vasos sanguíneos que fluyen hacia ellos”, explicó Druckenmiller.
El Ártico en la era de los dinosaurios
Durante el Cretácico Superior, el Ártico era un poco más cálido que en la actualidad, pero las condiciones seguían siendo difíciles.
La temperatura media anual era de unos 6 grados Celsius (40 grados Fahrenheit), pero pudo haber unos cuatro meses de oscuridad invernal con temperaturas que podían llegar a bajo cero y podrían haber nevadas ocasionales.
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“Ahora entendemos que probablemente la mayoría de los grupos de dinosaurios carnívoros que encontramos allí arriba tenían plumas”, explicó Druckenmiller. “Se puede pensar en ello como su propia parka de plumas, para ayudarles a sobrevivir al invierno”.
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