Un estudio liderado por la Universidad de Colorado (UC) pudo establecer que la ceniza de los volcanes puede tener una mayor influencia en el clima del planeta de lo que los científicos pensaban.
De acuerdo con la investigación, cuando los volcanes entran en erupción expulsan enormes nubes de ceniza y polvo que pueden ennegrecer el cielo, bloquear el tráfico aéreo y alcanzar alturas de aproximadamente 40 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
Los investigadores examinaron la erupción del monte Kelut, en la isla indonesia de Java en 2014, en la que descubrieron que la ceniza volcánica permaneció en el aire durante meses tras registrarse este fenómeno natural.
“Lo que encontramos para esta erupción es que la ceniza volcánica puede persistir durante mucho tiempo. Los investigadores vieron algunas partículas grandes flotando en la atmósfera un mes después de la erupción”, explicó Yunqian Zhu, científico e investigador del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial de UC.
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De acuerdo con el experto, este descubrimiento se logró ya que los miembros del equipo de investigación habían estado volando un avión no tripulado cerca del sitio de la erupción del Monte Kelut.
El estudio plantea que desde hace mucho tiempo los científicos han creído que las erupciones volcánicas pueden afectar el clima del planeta, ya que arrojan grandes cantidades de partículas ricas en azufre a la atmósfera de la Tierra, las cuales pueden bloquear la luz solar impidiendo que llegue al suelo.
Asimismo, con los análisis se logró descubrir que la columna del volcán parecía estar llena de partículas pequeñas y livianas de ceniza, las cuales eran diminutas y probablemente eran capaces de flotar en el aire durante largos períodos de tiempo.
“Los investigadores han asumido que la ceniza es similar al vidrio volcánico. Pero lo que hemos encontrado es que estos flotantes tienen una densidad que se parece más a la piedra pómez”, explicó Zhu.
El investigador del Departamento de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas, Brian Toon, aseguró que estas partículas podrían cambiar la química de toda la columna volcánica alterando algunos procesos en la atmósfera.
“Esas moléculas interactúan con otras en el aire y se convierten en ácido sulfúrico, una serie de reacciones químicas que, teóricamente, podrían tardar semanas en completarse. Sin embargo, las observaciones de erupciones de la vida real sugieren que ocurre mucho más rápido”, indicó Toon.
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En ese sentido, el equipo de científicos logró evidenciar que esas moléculas de dióxido de azufre parecen adherirse a las partículas de ceniza que flotan en el aire.
Finalmente los investigadores plantearon que cada vez que un volcán hace erupción se debe prestar atención a toda la ceniza expulsada para evaluar su verdadero impacto en el clima de la Tierra.
“Las partículas de larga duración en la atmósfera podrían oscurecer e incluso ayudar a enfriar el planeta después de una erupción. Las cenizas flotantes también pueden volar desde sitios como Kelut hasta los polos del planeta. Allí, podría iniciar reacciones químicas que dañarían la capa de ozono de la Tierra”, concluye el estudio.
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