Un grupo de científicos de la NASA ha venido estudiando una extraña anomalía en el campo magnético de la Tierra que se viene registrando en el océano Atlántico Sur y que podría generar graves problemas para los satélites y equipos tecnológicos.
“El campo magnético de la Tierra actúa como un escudo protector alrededor del planeta, repeliendo y atrapando las partículas cargadas del Sol. Pero sobre Sudamérica y el sur del Océano Atlántico, un punto inusualmente débil en el campo, llamado Anomalía del Atlántico Sur, o SAA, permite que estas partículas se sumerjan más cerca de la superficie de lo normal”, explicó la NASA.
De acuerdo con los investigadores, la radiación de partículas sobre esta esta región puede dejar fuera de servicio las computadoras a bordo e interferir con la recopilación de datos de los satélites que la atraviesan, por lo que esta anomalía se ha convertido en una prioridad de estudio.
“Actualmente, la SAA no genera impactos visibles en la vida diaria en la superficie. Sin embargo, observaciones y pronósticos recientes muestran que la región se está expandiendo hacia el oeste y continúa debilitándose en intensidad”, reseña el estudio.
El campo magnético de la Tierra es fundamental para la navegación con los sistemas de GPS; así como para los dispositivos tecnológicos que utilizan sectores como las comunicaciones y la aviación, entre otros.
Los científicos han explicado que la anomalía del Atlántico sur ha surgido por dos características del núcleo de la Tierra a partir de la inclinación de su eje magnético y el flujo de metales fundidos dentro de su núcleo exterior.
“Esto se debe a que el campo se origina en el núcleo exterior de la Tierra: fundido, rico en hierro y en vigoroso movimiento a 1.800 millas por debajo de la superficie. Estos metales en movimiento actúan como un generador masivo, llamado geodinamo, creando corrientes eléctricas que producen el campo magnético”, explicó la NASA.
De acuerdo con la agencia espacial, a medida que el movimiento del núcleo cambia con el tiempo con los procesos geodinámicos, el campo magnético también fluctúa en el espacio.
“Estos procesos dinámicos en el núcleo se ondulan hacia el campo magnético que rodea al planeta, generando la anomalía del Atlántico y otras características en el entorno cercano a la Tierra, incluida la inclinación y la deriva de los polos magnéticos, que se mueven con el tiempo”, señaló la NASA.
El científico de geomagnetismo del Centro de Investigación de Geociencias de Alemania, Jürgen Matzka, explicó que este debilitamiento del campo de la Tierra podría ser una señal de que el planeta se dirige a una eminente inversión de polos; en la que los polos magnéticos norte y sur cambian de lugar.
«Tales eventos han ocurrido muchas veces a lo largo de la historia del planeta. Estamos muy atrasados por la tasa promedio a la que tienen lugar estas reversiones (cada 250.000 años); por lo que la caída de intensidad en el Atlántico Sur está dentro de lo que se considera niveles normales de fluctuaciones», explicó Jürgen Matzka, científico
Los investigadores han explicado que esta anomalía en el campo magnético de la Tierra puede representar un peligro para los satélites que atraviesan la baja órbita terrestre.
De acuerdo con los expertos, si un satélite es impactado por un protón de alta energía puede generar un cortocircuito y provocar un evento llamado trastorno de evento único o SEU.
“Esto puede hacer que la función del satélite falle temporalmente o puede causar daños permanentes si se golpea un componente clave. Para evitar la pérdida de instrumentos o de un satélite completo, los operadores suelen apagar los componentes no esenciales a medida que pasan por esta anomalía”, explicó la NASA.
Sin embargo, los científicos han identificado que aunque la Estación Espacial Internacional (EEI) está protegida, hay algunos instrumentos que pueden verse afectados por niveles de radiación más altos.
De esta forma, la NASA y otros científicos han buscando comprender cómo está cambiando este campo magnético de la Tierra para proteger a los satélites y preparar a las futuras misiones.
“Esto es similar a cómo se producen los pronósticos meteorológicos, pero estamos trabajando con escalas de tiempo mucho más largas. Esta es la diferencia fundamental entre lo que hacemos en la misión de Goddard y la mayoría de los otros grupos de investigación que modelan cambios en el campo magnético de la Tierra”, resaltó la NASA.
Finalmente, los investigadores aseguraron que esta anomalía en el Atlántico viene cambiando lentamente por lo que estos alteraciones también permitirán evaluar y comprender el comportamiento no solo del campo magnético sino también en el núcleo de la Tierra.
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