El coronavirus completó tres meses propagándose por el planeta luego de que fuera detectado a finales de diciembre en la ciudad de Wuhan en China. Desde entonces, ya ha completado más de un millón de infectados en más de 180 países.
Los científicos trabajan a contrarreloj para conocer varios aspectos de este coronavirus COVID-19 con el objetivo de desarrollar un tratamiento y una vacuna que genere una inmunidad, mientras miles de hospitales en países como España, Italia, Alemania, entre otros, han visto sus camas saturadas por la gran cantidad de contagios.
Lo cierto; es que este virus sigue planteando muchas incógnitas para la comunidad científica, la cual lo sigue vigilando e investigando con el objetivo de dar instrucciones que permitan contener esta pandemia que ya está generando un fuerte impacto en la economía y sociedades del mundo.
¿Por qué es benigno para unos y gravísimo para otros?
La extrema variabilidad de su impacto entre los pacientes no deja de sorprender. ¿Por qué la COVID-19 no produce ninguno o pocos síntomas en el 80% de los casos, según la OMS, mientras que en otros produce una fuerte fiebre e incluso una neumonía mortal?
“Las investigaciones desde febrero de 2020 muestran que el abanico clínico de esta enfermedad puede ser muy heterogéneo”, confirmó Leo Poon, de la facultad de medicina de Hong Kong.
Durante el pico de la epidemia en China, Poon comparó junto a un equipo chino de la Universidad de Nanchang (centro), un grupo de pacientes poco afectados con enfermos graves.
Los resultados publicados en la revista médica británica The Lancet mostraron que los enfermos graves era de “mucha mayor edad”; con una concentración de virus de “alrededor 60 % veces más alta” que entre los pacientes poco afectados.
¿Se debe esto a una reacción inmunitaria insuficiente debido a la edad o bien es consecuencia de una exposición a dosis más elevadas del virus?
Los estudios sobre el sarampión mostraron que la gravedad estaba relacionada con la dosis de exposición inicial al virus. Sin embargo, hasta ahora se ignora cuál es la respuesta para la COVID-19.
¿Suspendido en el aire?
Los expertos han podido establecer que el coronavirus se transmite por contacto físico y por vía respiratoria. Por ejemplo, mediante las gotitas de saliva expulsadas cuando un enfermo tose o cuando una persona estornuda.
En medio de esta propagación ha surgido la inquietud sobre si este virus puede circular en suspensión en el aire como la gripe.
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Un estudio estadounidense publicado en el New England Journal of Medecine muestra que el nuevo coronavirus puede sobrevivir en laboratorio hasta tres horas en forma de partículas en el aire. Pero se desconoce si esta facultad se reproduce en la vida real y si desempeña un papel importante en la transmisión de la enfermedad.
“No sabemos si el virus está presente en el ambiente, si persiste mucho tiempo en el aire o en las superficies inertes. Sabemos que se puede hallar en estas condiciones, pero no si así es infeccioso”, explicó la doctora Karine Lacombe, jefa del servicio de enfermedades infecciosas en el hospital parisino de Saint-Antoine.
¿Cuántos contagiados?
El número de contagios también es una de la incógnitas que ha dejado esta pandemia ya que muchas de las cifras son muy aproximadas en la mayoría de países debido al subregistro en los casos. Sin embargo, países como Corea del Sur y Alemania aplicaron estrategias de detección masiva lo cual les ha permitido tener un panorama más cercano a la realidad en el número de contagios.
El gobierno británico, por ejemplo, estimó el 17 de marzo que habían 55.000 casos en el país, mientras que oficialmente se habían diagnosticado menos de 2.000.
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Pero tener una idea precisa de la envergadura de la epidemia es crucial para aislar a los portadores del virus y tratarlos mejor.
Asimismo, también será crucial más adelante saber quién contrajo el virus para determinar si ya está a priori inmunizado, por lo que la ciencia está desarrollando un nuevo test para poder determinar este factor.
¿Un virus sensible al tiempo?
Uno de los temas que aún se desconocen sobre este nuevo coronavirus es sí la llegada de la primavera en el hemisferio norte podría disminuir la propagación de la enfermedad. Sin embargo, los expertos creen que es una posibilidad pero no una certeza.
Los virus respiratorios como la gripe son más estables con un tiempo frío y seco, por lo que se transmiten sobre todo en época de invierno.
Un estudio realizado por universitarios de Hong Kong mostró que el virus del SRAS que golpeó Asia en 2002-2003 y pariente del actual coronavirus, resiste mejor con bajas temperaturas y poca humedad.
Pero un estudio estadounidense reciente de la Harvard Medical School subraya que “los cambios meteorológicos por si mismos no llevarán necesariamente a un declive de los casos de la COVID-19 si no se aplican a la vez medidas sanitarias importantes”.
¿Por qué no afecta prácticamente a los niños?
Los niños prácticamente no están afectados por la COVID-19 y salvo excepciones, cuando desarrollan síntomas en general son leves, a pesar de que ya se han registrado la muerte de bebés y niños en varios países.
Un estudio chino publicado en la revista Nature pudo constatar entre 10 niños contagiados con el coronavirus que ninguno de ellos enfermó gravemente sino que registraron síntomas limitados al dolor de garganta, tos y poca fiebre.
Según el mismo informe, los niños que viven con personas enfermas tienen entre dos y tres veces menos posibilidades de contagiarse que los adultos. Se desconoce por qué, pero el mismo fenómeno sucedió con la epidemia del SRAS.
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