Un grupo de científicos de Argentina logró desarrollar en cuatro meses una mascarilla o barbijo para “uso social” con la capacidad antiviral y antibacteriana que reduce las probabilidades de contagio del coronavirus.
De acuerdo con los desarrolladores, se trata de una mascarilla de uso social que puede lavarse hasta quince veces y que fue diseñada específicamente para prevenir la transmisión del COVID-19.
“Es un barbijo de uso social, no es para profesionales. Fue pensado así, para tener amplia disponibilidad y para hacerse en distintas empresas”, destacó Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia y Tecnología de Argentina.
De acuerdo con el funcionario, el objetivo del proyecto era poder elaborar un producto lo más asequible posible para la población y que tuviera una alta capacidad antiviral y bactericida para enfrentar la pandemia.
En ese sentido, la mascarilla es elaborada con telas de algodón y poliéster, la cual aparece dividida en dos capas: una de ellas contiene activos bactericidas y fungicidas, mientras que la otra suma el componente antiviral, permitiendo inactivar el virus en tan solo cinco minutos.
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Para lograr el nivel de protección, los científicos modificaron estas telas con un agregado polimérico al que añadieron iones de cobre, que son los que más carga antiviral tienen; así como nanopartículas de plata, el cual es uno de los metales con una alta capacidad antimicrobiana.
“Esta combinación, más la incorporación del impermeabilizante, disminuye la posibilidad de que las microgotas que transmiten los virus puedan atravesar la tela, generando así una barrera efectiva y que, en caso de que queden retenidos microorganismos, los inhabilita para su crecimiento”, explicó Roberto Candal, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet).
De acuerdo con Candal, estas telas no son adecuadas para fabricar elementos de protección de médicos y paramédicos debido a su nivel de exposición, sino que permiten generar una buena protección para la comunidad y para los trabajadores en general.
Diseñada para reducir el contagio
La investigadora del Conicet, Silvia Goyanes, destacó que esta mascarilla fue diseñada especialmente para disminuir las probabilidades de contagio del virus, por lo que se podría considerar como el primer barbijo “anticovid” desarrollado en el mundo.
De acuerdo con la experta, una de las ventajas de esta mascarilla es que puede ser producida en cualquier fábrica textil ya que en su desarrollo se pensó en facilitar al máximo su producción y comercialización.
“Una cosa que nosotros tuvimos muy en cuenta a la hora de diseñar el barbijo es que se pudiese generar en una cantidad grande (…). Todos los materiales, desde los polímeros hasta los activos que pusimos, son productos que se consiguen masivamente en la Argentina y no hay problema de que llegue a faltar”, explicó Goyanes.
Otro de los aspectos destacados es que esta mascarilla puede lavarse hasta en quince ocasiones sin que pierda ninguna de sus facultades de protección.
En ese sentido, la mascarilla antiviral para el coronavirus ya está disponible para su venta al público y en la actualidad se vienen fabricando unas cinco millones de unidades por mes en Argentina.
En cuanto a su precio, se estima en función del comprador y punto de venta y oscila entre los 3 dólares para uso individual y 1.5 dólares para compras de grandes cantidades.
“Es un precio muy económico y muy accesible para cualquiera. El precio está en el orden de cualquier mascarilla que hoy en día se pueda comprar”, explicó el ministro argentino.
De esta forma, los científicos de Argentina hacen un aporte en medio de la pandemia del coronavirus, que se suma a las investigaciones sobre un suero hiperinmune para el COVID-19 y el desarrollo de kits rápidos de diagnóstico para la enfermedad.
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