Cuando escuchas a tu maestro de meditación decir: “la meditación ya está ocurriendo dentro de ti”; comprendes que la sensación de paz verdadera no se encuentra afuera, existe únicamente en el interior del individuo.
Meditar no es algo ajeno a ti, incluso si nunca los has hecho. Hay un sentido de paz inmutable, innegociable a factores externos, y es posible gracias al observador o a tu maestro interior.
La mente sin meditación es como una radio encendida, todo el tiempo con ruido, llevándote de una estación a otra, del pasado al futuro, a la preocupaciones, a los deseos, a las prisas.
Existen técnicas que le dan a la mente el poder de callarse, de permitirte la contemplación de tu propia existencia, desde un espacio más sutil; donde habita la consciencia y también desde los tejidos del cuerpo, permitiéndote estar aquí y ahora.
¿Qué pasos seguir? ¿Qué técnicas usar?
Si tienes la posibilidad de generar una atmósfera que te ayude a inducir la meditación haz uso de tus recursos. Coloca música relajante (cuencos tibetanos, sonidos de la naturaleza), ubica un yoga mat o una silla.
Si te resulta cómodo estar en postura de loto no dudes en hacerla. Si prefieres la comodidad de la silla siéntate con las piernas abiertas al ancho de las caderas, espalda erguida, manteniendo las tres curvaturas de tu columna (lordosis lumbar, cifósis toráxica, y lordosis cervical), deja que tus manos reposen sobre tus rodillas.
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Esta técnica traduce a:
Sati: estar consciente en el observador.
Pana: respiración.
Anapana: inhalación y exhalación.
Método: desde la postura, sentado. Observa el flujo de tu respiración, no la juzgues, no intentes controlar su ritmo. Observa si el pulso es rápido, lento, largo.
Después de hacerte consciente cierra los ojos. Empieza con inhalaciones y exhalaciones profundas por la nariz. Observando y siguiendo el proceso completo; desde que ingresa el aire por tus fosas nasales, y lo conduces hasta el vientre del estómago. Después exhalas lentamente por la nariz, buscando que el vaivén de la respiración sea fino, sin sobre esfuerzo. Al exhalar busca contraer levemente el abdomen. Por cada inhalación y exhalación cuentas uno, hasta contar diez, y volver a empezar. Hazlo durante al menos cinco minutos.
Sigue contando las respiraciones en ciclos de diez, el tiempo que consideres agradable, pero esta vez realiza el conteo antes de cada inhalación. Ejemplo; Cuentas uno inhalas – exhalas, cuentas dos, inhalas- exhalas
Suelta el control, permite que la respiración y la meditación sean en ti. Continúa con tu atención puesta en tu flujo de la respiración sintiendo las fosas nasales y el labio superior. Percibe el aire en contacto con esa zona del cuerpo.
Antes de abrir los ojos, haz consciencia de tu cuerpo en el espacio, a través del sonido, el tacto y el olor.
Otra poderosa meditación es “la órbita microcósmica”. Según el Tao, esta técnica permite revitalizar los principales órganos internos por donde pasa la órbita.
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