Tu rutina puede ser muy acelerada, pero si quieres mantenerte feliz, saltar comidas no es una opción. El hambre no solo causa mal humor, sino que sus efectos a corto y largo plazo afectan tu salud.
De acuerdo a especialistas en nutrición consultados por la revista especializada Self, los efectos de no comer a tiempo afectan tu estado de ánimo y metabolismo.
Baja de azúcar
Falta de concentración, sensación de cansancio, sudor, irritabilidad y temblores forman parte de los síntomas de la baja de la glucosa en la sangre, que ocurre cuando dejas de comer por varias horas o incurres en saltar comidas.
La sensación de hambre por no comer a tiempo puede ser tan fuerte que no te permite pensar con claridad, ser productiva o llevar buenas relaciones sociales.
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Ansiedad y depresión: consecuencias de saltar comidas
El hambre genera la producción de cortisol, la hormona del estrés. Un estudio concluyó que este es un factor determinante en el padecimiento de ansiedad y depresión en adolescentes que usualmente suelen saltarse el desayuno.
Consumo de comida chatarra
Otro de los efectos de saltar comidas es que la desesperación por comer te hacen tomar elecciones poco saludables, relata Eating Well. El hambre envía señales a tu cerebro que te hacen decidirte por carbohidratos simples, azúcares y comida rápida, tanto porque es lo que te provoca como porque es lo más fácil de obtener con rapidez.
Desórdenes alimenticios
El no comer en absoluto o no comer a tiempo para luego luego darte atracones de comida te hace más propensa a desarrollar un desorden alimenticio como anorexia, bulimia u ortorexia, de acuerdo a la Asociación Nacional de Desórdenes Alimenticios de Estados Unidos.
Esto, debido a que puedes desarrollar conductas de control de la comida, comer emocionalmente o colocar la comida como premio, y todos ellos son señales de alarma de desórdenes alimenticios.
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Obesidad
A largo plazo, investigaciones han determinado que saltar comidas como el desayuno está directamente relacionado con el desarrollo de obesidad y en general, malos hábitos alimenticios.
Asegúrate de mantenerte hidratada y de comer dentro de períodos razonables. La recomendación es hacer tres comidas y dos pequeñas meriendas distribuidas a lo largo del día.
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