El término personas ‘tóxicas’ ha ganado popularidad últimamente y se usa para referirse a aquellos que realmente no aportan nada positivo en la vida de los demás.
¿Cómo identificarlos? Realmente no hay rasgos físicos que te permitan determinar quién es ‘tóxico’, sin embargo, las actitudes logran delatar a este tipo de personas.
Para muchos, estos individuos son como una especie de nube negra que logra desatar emociones poco agradables porque se mueven en el desánimo, el sentimiento de culpa y la manipulación.
El psicólogo Jesús Matos, especialista en gestión de la tristeza, comentó para El País que “en ocasiones, creemos que este tipo de perfil es inusual, pero las estadísticas apuntan a que 1 de cada 100 personas presenta rasgos psicopáticos (tóxicos)”.
Por otro lado, la psicóloga y experta en orientación cognitivo conductual, María Ángeles Bastor manifestó para el mismo medio que “el ‘tóxico’ será capaz de lograr que pensemos que el error es nuestro y no suyo, minando nuestra autoestima”.
Ciertamente no sabes en qué lugar puedes cruzarte con alguien ‘tóxico’, por eso, es mejor conocer las señales que lo identifican. Capaz comienzas a eliminar caretas de personas disfrazadas que se encuentran a tu alrededor pero que realmente debes sacar de tu lista de contactos.
De acuerdo con Bastor “el perfil de persona ‘tóxica’ es cambiante en cada caso, y no tiene por qué responder a todas las señales”. Sin embargo, ser pesimista es algo muy habitual “a pesar de que no sea evidente y esté disimulada con una suerte de optimismo vacío”.
Puede que desarrolle una personalidad en donde use frases cargadas de humor negro pero en el fondo, si se analizan bien sus palabras, solo busca empañar las cosas con su pesimismo.
Un detalle que puede marcar a las personas ‘tóxicas’ es la envidia. “Al no tener empatía, minimizan y minusvaloran los éxitos de los demás, y también los de su víctima”, asegura Jesús Matos, el especialista en gestión de tristeza.
Del mismo modo este tipo de personas suelen ser incapaces de gestionar sus emociones y carecen de capacidades que les permiten comportarse de manera saludable. Es por eso que recurren a menospreciar los logros de los demás.
A este estilo de persona le gusta ser la víctima y no hacer absolutamente nada por mejorar o cambiar su situación. “Pretenden además que seamos nosotros los que hagamos su ‘trabajo sucio’, estallando contra una realidad que, si bien a nosotros no nos perturba, termina por hacerlo después de habernos contagiado de su espíritu victimista”, esclarece Bastor.
Otra de las señales puede ser que son profundamente dependientes. Además, tienden a ser dominantes y logran que los acepten en el grupo con su conducta particular y sus comentarios negativos.
Según el experto Jesús Matos, “cuanto más lejos mejor, aunque es difícil cortar con ellos porque suelen volver para vengarse”. Terminar la relación con una persona así es generarle una frustración que intentará traerla nuevamente hacia ti. Por eso, lo más idóneo es no tener un comportamiento agresivo, poner límites y tomar distancia.
Por su parte, la psicóloga María Ángeles Bastor recomienda que “también es liberador practicar deporte, para canalizar el enfado al comprobar que estamos siendo manipulados”.
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