¿A dónde se va el dinero? Esa es una pregunta que seguramente te haces muchas veces, mientras te das cuenta de que no llegas muy bien a fin de mes.
La respuesta a esa pregunta son los gastos hormiga, esas cosas pequeñas que compras que no te parecen importantes y que cuando haces tu presupuesto mensual tienen mucho peso, explica el BBVA.
Es decir, esa torta que te comes en la tarde, el café que compras todas las mañanas, el taxi que tomas para no caminar, el trago después del trabajo, el delivery y la comida chatarra. Ocho de cada 10 personas tienen este tipo de gastos de forma continua, creando un desbalance total en sus finanzas, en donde mucho sale pero poco entra.
Diseñados para aumentar tus gastos
En los supermercados, la disposición de los artículos hace posible que antes de llegar a un producto de primera necesidad tengas que pasar por estanterías llenas de muchos otros que no necesitas para nada y que son costosos.
No es casual que cerca de la caja estén los chocolates que te gustan y otros artículos que se ven muy bien y que podrían ser gastos de último momento.
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Entonces, para ahorrar cuando vas al supermercado, lo primero que debes hacer es realmente ir. Siempre debes preferir cocinar a comer en la calle porque sale más económico. Segundo, haz una lista de los ingredientes que necesitas para esas comidas, o compra alimentos versátiles que puedas preparar de muchas maneras.
Las pechugas de pollo, el arroz, las pastas, son todos alimentos muy básicos con infinitas interpretaciones y que no necesitas de mucho para cocinarlos.
Evita los gastos hormiga, apegándote a tu lista de compra. Trata de planear tus comidas y solo compra un artículo que se te antoje.
No vayas a hacer mercado con tus niños, porque no solo querrán que les compres muchas cosas, sino que te van a desconcentrar y es más probable que gastes extra y termines preguntando a dónde se va el dinero.
Compra frutas y vegetales de temporada, que son más económicos que los importados, y prueba marcas nuevas que podrían ser más económicas que las tradicionales y de buena calidad.
Comprar en los mercados de agricultores, pescaderos y productores de tu ciudad es una excelente forma de bajar los gastos y contribuir con la economía local.
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También puedes comprar al mayor todos los productos no perecederos, como papel higiénico, y en envases grandes los que compras con frecuencia, como champú.
No compres tomando en consideración lo atractivos que son los empaques, sino la cantidad, calidad y composición de cada producto.
Por último, planifica tus visitas al supermercado. Si dejas que todo se acabe y vas por una emergencia es más probable que termines comprando lo que no necesitas. Con estos trucos ahora sabrás a dónde se va el dinero.