El tono cobrizo es un color para mujeres audaces. Es llamativo, intenso y muy poco común. Las razones para que esto sea así es porque para muchas mujeres es difícil encontrar un tono que se lleve bien con su color de piel y hay una línea demasiado delgada entre un cobrizo fabuloso y un tono naranja horrible.
Lo primero que tienes que saber es que el cobrizo es un matrimonio hecho en el cielo con las pieles claras y preferiblemente pecosas. No es casualidad que la mayorías de las pelirrojas naturales tengan estas características.
De acuerdo a expertos en coloración españoles, también puedes usarlo si eres morena, pero debes ajustar el matiz.
En este sentido, el consejo es usarlo más oscuro. Cuanto más oscura sea tu piel, mejor te quedará un burdeos, por ejemplo. Aunque puedes arriesgarte si lo quieres más naranja, hasta un tono que se ajuste a luminosidad de tu piel. Si eres de piel más clara, puedes experimentar con cobrizos castaños, que se ven particularmente hermosos en mujeres con los ojos claros.
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Cómo cuidar un tono cobrizo
Después de que elijas tu tono debes saber cómo cuidarlo. El problema principal del cobrizo es que es muy fácil que el cabello se vea deteriorado, por lo que debes reducir al mínimo los lavados y hacerlos cuando te toque con champú sin sal.
Reduce también el uso de tenazas, planchas y secadores que debilitan la estructura de tu cabello y aumentan su porosidad. El calor es enemigo de este color, deja que los aceites naturales de tu cabello le aporten brillo, pero no en exceso, porque cuando está sucio y grasiento el cabello tiende a verse sin vida. Debes encontrar un balance.
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El aceite de argán será tu mejor amigo para mantener tu melena radiante y encendida, pues para alcanzar un cobrizo ardiente seguro necesitarás decoloración. Consulta a tu estilista.
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