Cuando una persona envejece, espera encontrar ese ser vivo que lo acompañe hasta sus últimos días de vida, pero a veces la mejor compañía no es el ser humano, sino una mascota. Este es el caso de Johanna Carrington, una abuelita de 100 años que adoptó a un perrito anciano para compartir los últimos momentos de su vida.
La anciana tuvo una infancia desolada y misteriosa, ya que estuvo en varios orfanatos en Alemania porque quedó huérfana. Debido a esa terrible situación no tuvo la oportunidad de disfrutar de una mascota hasta que creció y se casó en Estados Unidos, donde aprovechó para apadrinar a varios perritos que lo necesitaban.
En la actualidad, con cien años cumplidos, la mujer le pidió a su hija Debbie, que por favor le cumpliera el deseo de tener a un nuevo peludo para que la acompañara y le brindara ese cariño que solo los animales dan.
Con un poco de duda, la hija tomó la decisión de adoptar a un pequeño can para que acompañara a su madre y así estuviera más feliz, pero claro, con el compromiso que Eddie Martínez, cuidador de la adulta mayor, estuviera pendiente del pequeño miembro de la familia.
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Abuelita adoptó a un perrito anciano
Tan pronto llegó el perro “vino a la casa como si hubiera estado aquí antes. Fue notable. Me vio sentada en mi silla, saltó sobre mí y se sentó en mi regazo. Se puso muy, muy cómodo. Era nuestro bebé de inmediato”, expresó la abuelita Johanna con mucha alegría.
El perro de 11 años llamado Gucci era una mezcla de chihuahua, pero muy pequeño y adorable. Fue una conexión inmediata, hasta la edad era parecida, así como la abuela era mayor, el pequeño peludito también lo era, se convirtieron en una pareja perfecta.
Sin importar los gastos que requiere una nueva mascota, la mujer le compró nuevos juguetes al can para hacerlo sentir más cómodo y como un miembro más de la familia.
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