La pandemia del COVID-19 ha provocado algunos efectos positivos en material ambiental lo cual se ha podido evidenciar con un considerable aumento de los avistamientos de los delfines rosados (sousa chinensis) en Hong Kong.
De acuerdo con los expertos, las restricciones en el tráfico de barcos y transbordadores como consecuencia de la pandemia del nuevo coronavirus ha incidido favorablemente para que la presencia de estos delfines haya aumentado considerablemente.
Esta especie que es nativa del estuario del Río de la Perla, el tercer río más largo de los que recorren íntegramente por China, normalmente evitaba estas aguas entre Hong Kong y Macao debido al gran volumen de barcos de alta velocidad que transitan la zona.
“Estamos viendo grupos mucho más grandes, más comportamientos de apareamiento y socialización, inéditos desde hace casi cinco años. Este lugar parece importante para su alimentación y su socialización, así que es genial que tengan este refugio”, indicó Lindsay Porter, oceanógrafa de Hong Kong.
El jefe de conservación de los océanos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Laurence McCook, indicó que un equipo de científicos ha podido observar el nuevo curso de estos cetáceos a su paso por la isla hongkonesa de Lantau.
“Llegamos a la conclusión de que los animales se han adaptado a estos entornos más tranquilos más rápido de lo esperado y que están regresando poco a poco a la zona”, indicó McCook.
De acuerdo con el experto, los delfines rosados son considerados una especie vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)
“Estos delfines tienen importancia mundial y son una parte importante del patrimonio compartido de Hong Kong y Cantón, pero los desarrollos marinos en las aguas de ambas regiones habían puesto a la especie en grave peligro”, resaltó McCook.
El científico también señaló que en los últimos 15 años la presencia de estos animales llegó a caer hasta un 80 % en esta zona debido a la interferencia humana, especialmente por el frecuente tráfico de embarcaciones.
Según WWF Hong Kong, la población de esta especie se estima en alrededor de 2.500 ejemplares y actualmente se enfrenta a amenazas como la degradación de su hábitat, la contaminación acústica submarina o la presencia de toxinas y otros contaminantes.
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En ese sentido, las organizaciones ambientalistas han pedido a las autoridades locales que se tomen una medidas para establecer una zona de conservación de delfines en las aguas occidentales y meridionales de la isla de Lantau.
Asimismo, un proyecto de esta magnitud requeriría una gestión rigurosa del tráfico de embarcaciones y las actividades de ecoturismo con los delfines en esas aguas.
Precisamente, estos barcos generan una contaminación acústica que afecta su comunicación y navegación, pero también representan una amenaza física para los delfines ante el riesgo de sufrir lesiones o morir.
Los expertos también proponen un plan de emergencia para dar a los delfines una oportunidad de recuperar su hábitat, que incluye dotar de protección a las zonas más críticas para que los cetáceos puedan alimentarse, aparearse y socializar.
Sin embargo, el hábitat de estos cetáceos ha sido destruido con la construcción de gigantescas infraestructuras, como el aeropuerto de Hong Kong y el largo puente marítimo que la conecta con Macao y la ciudad de Zhuhai, en la provincia de Guangdong.
Además, hay otro gran proyecto de infraestructura en marcha como la construcción de una tercera pista en el aeropuerto de Hong Kong, lo cual podría afectar considerablemente este ecosistema.
Finalmente, los científicos han destacado que la pandemia del COVID-19 ha generado un efecto positivo en la población de estos delfines rosados lo cual demuestra la gran capacidad de esta especie para adaptarse y recuperarse en un entorno complejo.
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