Según el Eearthwatch Institute, las abejas son los seres vivos más importantes del planeta, los científicos llegaron a esta conclusión principalmente por dos razones.
En primer lugar, son la única especie que no transporta ningún tipo de patógeno, con lo cual se evita la propagación de epidemias, causadas por hongos, virus o bacterias en humanos.
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Segundo, la invaluable relevancia que tiene este pequeño animal en el ecosistema global, gracias a su función polinizadora. “La simbiosis crítica entre los insectos, especialmente las abejas y las plantas con flores ha creado una rica diversidad de vida en la Tierra”, asegura George McGavin, entomólogo y explorador.
Quien además indicó: “Las abejas son esenciales para nuestra supervivencia, sin las abejas del mundo, tendríamos que cambiar nuestros hábitos alimenticios dramáticamente, tendríamos que vivir sin flores, sin frutas o sin verduras”, aseguró McGavin.
Esta pequeña especie ha contribuido con su arduo trabajo a la alimentación de millones de personas, plantas y animales, garantizando que podamos sobrevivir en el planeta.
Tal es la importancia de estos pequeños animales en el mundo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha decretado el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas; como una forma de resaltar el papel esencial que tienen estos seres para mantener la vida en el planeta.
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A pesar de su importancia el futuro de las abejas es incierto:
En los últimos años se han encendido las alertas; ya que se está presentando una considerable disminución de la población de abejas en el mundo.
Esta situación se está presentando debido a la utilización de pesticidas en la agricultura y la contaminación del aire; así como fenómenos meteorológicos extremos generados por el cambio climático.
“Las investigaciones preliminares muestran que los contaminantes del aire interactúan con las moléculas aromáticas liberadas por las plantas que las abejas necesitan para localizar los alimentos. Las señales mixtas interfieren con la capacidad de las abejas para alimentarse; haciéndolas más lentas y menos efectivas en la polinización”, reseña la ONU.
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