Una guacamaya azulamarilla ha venido ganando protagonismo ya que es considerara la última ave de su especie en estado salvaje en Río de Janeiro, la cual ha venido acudiendo en los últimos años a un zoológico en busca de compañía de otras aves para enfrentar su soledad.
Los funcionarios del zoológico y habitantes de la zona creen que esta ave está teniendo un romance “prohibido” pero lo cierto es que la soledad en la que vive la ha llevado a buscar compañía visitando a otras aves que se encuentran en cautiverio.
Casi todas las mañanas durante las dos últimas décadas, ‘Julieta’ ha acudido sin falta a su cita “amorosa” por lo que entra al recinto del zoológico donde están los guacamayos y a través de una cerca inicia un acicalamiento que parece un cortejo conyugal.
Precisamente, miles de guacamayas volaban por todas partes en varias ciudades del país pero la disminución drástica de su población ha llevado a que casi desaparezcan de los árboles y se vean cada vez menos en los entornos urbanos.
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La presidenta del Instituto de Guacamayos Azules, Neiva Guedes, explicó que los guacamayos azules y amarillos viven alrededor de 35 años y ‘Julieta’ ya debería haber encontrado una pareja para toda la vida desde hace años.
Sin embargo, esta sorprendente ave aún no se ha emparejado, ni ha construido un nido ni ha tenido polluelos y por eso se cree que sigue buscando citas para encontrar su amor.
“Son pájaros sociales, y eso significa que no les gusta vivir solos, ya sea en la naturaleza o en cautividad. Necesitan compañía. Es muy probable que ‘Julieta’ se sienta sola y por esa razón acude al recinto para comunicarse e interactuar”, indicó Guedes.
Por su parte, el biólogo de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Marcelo Rheingantz, resaltó que en la ciudad no hay más tipos de esta especie de ave y por eso ‘Julieta’ es la única guacamaya conocida que sigue volando en la zona en completa libertad.
De acuerdo con el experto, la pareja de tortolitos azules que aparecen en la película ‘Río’ son guacamayos de Spix, naturales de otra región del país y que posiblemente están extintos en la naturaleza.
Un proyecto para su recuperación
Los científicos han explicado que sus ruidos y su plumaje brillante ayuda a los guacamayos a encontrarse en la densidad de la selva, pero también los ha convertido en un objetivo fácil para cazadores y traficantes de animales.
En ese sentido, es común ver a estos guacamayos en otros estados y en la Amazonía pero los expertos creen que ‘Julieta’ logró escapar de un cautiverio y por eso le gusta interactuar con otras aves en este zoológico.
Los biólogos de BioParque no están seguros de si los coqueteos de ‘Julieta’ se limitan a un único Romeo enjaulado o a varios. Ni siquiera tienen claro que sea hembra ya que el sexo de los guacamayos es casi imposible de determinar a simple vista y para hacerlo se necesita un análisis genético de plumas o sangre o explorar sus gónadas.
La bióloga Angelita Capobianco explicó que no se tiene contemplado capturar a ‘Julieta’ para realizar estos exámenes ya que solo satisface la curiosidad humana y por eso han decidido que siga siendo libre ya que ha demostrado estar en buena condición física.
“No queremos proyectar sentimientos humanos. Miro al animal y veo a un animal que está a gusto. La guacamaya nunca ha mostrado un comportamiento que indique problemas, como picotear la cerca con insistencia. ¿Quién soy yo para decidir que solo debería estar aquí? No lo haré. Viene y va, y sus plumas son hermosas”, destacó Capobianco.
En ese sentido, el BioParque decidió brindarle más espacio a sus guacamayos: un aviario de 1.000 metros cuadrados en donde vuelan con loros verdes y cotorras doradas en un remolino tecnicolor. Es un gran cambio con respecto a su antigua residencia que apenas tenía unos 100 metros cuadrados.
Entre los objetivos del parque está incluir especies asociadas con programas de investigación en universidades e institutos y por eso una de estas iniciativas es Refauna con la que se busca reintroducir animales en zonas protegidas para reconstruir ecosistemas y viene colaborando con el BioParque para criar guacamayos azulamarillos.
El plan es que los padres críen unos 20 polluelos que serán entrenados para alimentarse en bosques, para identificar el peligros de los predadores y para evitar las líneas eléctricas. Después de un tiempo, las crías serán liberadas en el inmenso Parque Nacional Tijuca de Rio, un bosque donde se ha visto a Julieta y donde se cree que duerme cada noche.
“Su rol podría ser importante en términos de ecosistema y reforestación. Es un animal grande con un pico grande que puede romper las semillas más grandes. La idea es comenzar a dispersar esas semillas, complementando a los animales del bosque que no pueden”, afirmó Rheingantz.
Los expertos esperan que ‘Julieta’ pueda tener compañía para el año 2022, cuando se liberen los primeros ejemplares de este programa de recuperación de guacamayas en el zoológico.
De esta forma esta guacamaya podrá volar acompañada e interactuar con otros compañeros de su mismo especie a quienes les podrá enseñar a orientarse en medio del bosque e incluso encontrar el amor tras vivir más de dos décadas en soledad.
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