Un grupo de científicos liderados por la Universidad Estatal de Utah y el Imperial College de Londres pudo establecer, tras analizar más de 24.500 especies, que los animales herbívoros son los que están en mayor riesgo de extinción que los carnívoros y omnívoros.
Los resultados de la investigación revelaron que los ecosistemas pueden verse afectados de forma diferente y por lo tanto las prioridades de conservación pueden cambiar respecto a las especies que se verán más afectadas por factores humanos o climáticos.
El estudio establece que cerca del 25% de los herbívoros estaban en riesgo, en comparación con el 15 % de los carnívoros y el 17% de los omnívoros (comedores de plantas y carne). Sin embargo, uno de los factores que se encontró es que las especies más grandes son las que están en mayor riesgo de vulnerabilidad.
“Los resultados fueron algo impactantes. Nuestra relación muy publicitada y tensa con animales depredadores como leones y lobos ha llevado a la percepción infundada de que estamos perdiendo depredadores más que cualquier otro grupo trófico”, explicó Trisha Atwood, autora principal del estudio de la Universidad Estatal de Utah.
Ver más: La cacería furtiva de rinocerontes se redujo en más de un 50 % en Sudáfrica por el coronavirus
De acuerdo con la experta, las personas y los científicos han creído desde hace mucho tiempo que las especies depredadoras serían las más vulnerables a la extinción debido a sus comportamientos y la lenta tasa de crecimiento de sus poblaciones.
“Los depredadores carnívoros a menudo se han considerado como los que corren mayor riesgo de extinción, porque necesitan comer una gran proporción de alimentos y deambular por grandes territorios, que se superponen cada vez más con territorios humanos, lo que provoca conflictos”, reseña el estudio.
Sin embargo, el mayor riesgo es particularmente alto para los reptiles herbívoros, como las tortugas, y los grandes ejemplares de esa rama, como los elefantes y jirafas. No obstante, la tendencia de población se da independientemente del hábitat (desierto, bosque) y la clase de animales (mamíferos, aves, reptiles).
Además, aunque los carnívoros tenían menos riesgo en general, existen ciertos grupos que tenían un peligro relativamente mayor de extinción como los carroñeros, buitres; así como los animales que comen principalmente pescado, como las aves marinas.
Los patrones de extinción
Los investigadores destacaron que este tipo de estudios permite evaluar los patrones de extinción de una especie a partir del papel que tiene dentro de su ecosistema y su relación con lo que come, por lo que los resultados de estos análisis le permite a la ciencia entender cuáles son las posibles consecuencias de perder esas especies.
“Estos resultados sorprendentes no cambian la naturaleza de nuestra raza para salvar la biodiversidad, pero sí conducen al nivel de rapidez con la que debemos actuar. Preservar y restaurar la totalidad de los ecosistemas, no solo de los carnívoros carismáticos, es vital si queremos mantener un planeta saludable y productivo”, resaltó Will Pearse, investigador del Departamento de Ciencias de la Vida de Imperial College.
De acuerdo con el experto, cuando los grandes herbívoros se extinguieron hace alrededor de un millón de años se provocó una serie de efectos colaterales como cambios en las comunidades de plantas, el movimiento de nutrientes en los ecosistemas y un aumento de los incendios locales.
Por ejemplo, los perezosos juegan un papel clave en las selvas tropicales de América del Sur al comer grandes frutos y esparcir las semillas, por lo que su importancia en estos ecosistemas es fundamental para el comportamiento biológico de los bosques y otras especies.
La Unión Internacional para la Protección de la Naturaleza (UICN) ha podido establecer que una cuarta parte de las especies herbívoras estudiadas están ahora en peligro de extinción.
Infórmate minuto a minuto sobre esta y otras noticias del mundo en nuestras redes sociales