Las jirafas son uno de los animales más extraños y admirados por las personas en el mundo debido a sus particulares manchas y la enorme longitud de su cuello, lo cual la convierte en un animal único entre todas las especies.
Desde hace muchos años, los científicos han asegurado que esta especie es muy particular debido a su excepcional anatomía y sus adaptaciones evolutivas, pero ahora un equipo de investigadores ha comprado que más allá de su apariencia, esta especie cuenta con unos genes biológicos que hacen que sean realmente únicas dentro del reino animal.
Así lo logró determinar un equipo científico de la Universidad de Copenhague y de la Universidad Politécnica del Noroeste en China que analizó un gen conocido como FGFRL1, el cual ha sufrido muchos cambios en las jirafas en comparación con los demás animales.
El estudio publicado en la revista Science Advances evidencia que la extraordinaria estatura de la jirafa ha dado lugar a una larga lista de coadaptaciones fisiológicas de esta especie en todos sus años de evolución.
Por ejemplo, se pudo establecer que su presión sanguínea es dos veces mayor que la de los seres humanos y la mayoría de mamíferos para permitir un suministro constante de sangre a su elevada cabeza.
Pero esta condición plantea varios problemas como la hipertensión, daños graves en el sistema cardiovascular o derrames cerebrales, por lo que los investigadores quedaron sorprendidos al descubrir que la evolución de la jirafa le permitió evadir estos problemas
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El equipo descubrió un gen en concreto -FGFRL1- que ha sufrido muchos cambios en comparación con los demás animales. Utilizando técnicas de edición genética (CRISPR-Cas9), introdujo mutaciones del FGFRL1 específicas de la jirafa en ratones de laboratorio.
En ese sentido, los autores evidenciaron que los ratones “tipo jirafa” se diferenciaron de los normales porque sufrían menos daños cardiovasculares y orgánicos al ser tratados con un fármaco que aumenta la presión arterial, y les crecían huesos más compactos y densos.
El investigador de la Universidad de Copenhague, Rasmus Heller, destacó que estas características son únicas en una especie ya que no existe otro animal que haya evolucionado para evitar estos problemas fisiológicos.
“Ambos cambios están directamente relacionados con las características fisiológicas únicas de la jirafa: hacer frente a la presión arterial alta y mantener los huesos compactos y fuertes -a pesar de que crecen más rápido que cualquier otro mamífero- con el objetivo de formar el cuello y esas patas alargadas”, indicó Heller.
De acuerdo con el experto, el solo hecho de ponerse de pie es un procedimiento largo e incómodo para las jirafas, así como lo es levantarse y huir de un depredador, esta condición hizo que esta especie evolucionara para pasar mucho menos tiempo durmiendo que la mayoría de mamíferos.
Heller también explicó que los genes clave que regulan el ritmo circadiano y el sueño están sometidos a una fuerte selección en las jirafas, lo que posiblemente les permite un ciclo de sueño-vigilia más interrumpido que el de otros mamíferos.
Además, en investigaciones con otros animales se pudo evidenciar que la compensación evolutiva también determina su percepción sensorial en donde registran menos genes para percibir los olores y más genes relacionados con la visión.
“Las jirafas aprovechan su ventaja de altura para mirar el horizonte utilizando su excelente vista. A la inversa, han perdido muchos genes relacionados con el olfato, lo que probablemente esté relacionado con que los olores tienen una presencia radicalmente diluida a cinco metros del nivel del suelo”, destacó Heller.
Los hallazgos de los investigadores también apuntan al que el gen FGFRL1 sería un importante objetivo de estudio para las enfermedades cardiovasculares humanas.
El científico de la universidad china, Qiang Qiu, destacó que estos descubrimientos son fundamentales para entender como los cambio genéticos pueden ser fundamentales para comprender la evolución y su impacto en una especie.
“Estos resultados demuestran que los animales son modelos interesantes, no solo para comprender los principios básicos de la evolución, sino también para ayudarnos a entender qué genes influyen en algunos de los fenotipos que realmente nos interesan, como los relacionados con las enfermedades”, concluyó Qiang Qiu.
La comunidad científica ha encendido las alarmas debido a la drástica disminución de jirafas que se viene presentando en África en los últimos 30 años , ya que se estima que solo quedarían unos 111.000 ejemplares salvajes en este continente.
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