Un equipo de científicos de la Universidad de Sur de California ha logrado desarrollar a RoBeetle, un diminuto robot del tamaño de un escarabajo que puede funcionar a partir de metanol.
Los científicos llevan tiempo intentando fabricar pequeños robots capaces de funcionar en entornos inaccesibles o demasiado peligrosos para los humanos, pero hasta ahora no habían logrado proporcionarles la energía necesaria para su desplazamiento.
En ese sentido, el desarrollo de RoBeetle ha generado buenas expectativas ya que los investigadores lograron crear este robot de 15 milímetros de tamaño y 88 miligramos de peso que funciona con metanol.
El diminuto robot fue equipado con un sistema muscular artificial que le permite arrastrarse, trepar y cargar peso durante un máximo de dos horas.
“El dispositivo con forma de escarabajo mide apenas 15 milímetros de largo, lo que lo convierte en uno de los más ligeros y pequeños robots autónomos jamás creados”, explicó Xiufeng Yang, inventor del RoBeetle.
De acuerdo con el científico, este tipo de proyectos tienen un gran problema ya que la mayoría de los robots necesitan motores que son pesados y electricidad, lo que obliga a añadir baterías que hace que un robot de este tamaño no se pueda desempeñar de la mejor forma.
“Queríamos crear un robot con un peso y un tamaño similar al de los insectos reales”, resaltó Yang, quien explicó que las baterías más pequeñas disponibles pesan entre 10 y 20 veces lo que pesa un escarabajo tigre, un insecto de 50 miligramos que el equipo usó como referencia.
Para enfrentar este obstáculo, el equipo de investigadores desarrolló un sistema muscular artificial basado en combustible líquido (metanol) que puede almacenar unas 10 veces más energía que una batería del mismo tamaño.
De esta forma, lograron que estos “músculos” estuvieran formados por cables hechos con una aleación de níquel y titanio cuya longitud se contrae cuando se calientan, a diferencia de la mayoría de los metales que se expanden con una mayor temperatura.
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Los creadores del RoBeetle cubrieron esos cables con polvo de platino que actúa como catalizador para la combustión del vapor de metanol.
“Al arder el vapor de los tanques de combustible del robot en el polvo de platino, el cable se contrae y un conjunto de microválvulas se cierra para detener la combustión. El cable se enfría entonces y se expande, lo cual vuelve a abrir las válvulas. El proceso se repite hasta que se agote el depósito de metanol”, reseña el estudio.
En ese sentido, el movimiento de contracción y expansión de esos cables está conectado a las patas delanteras del RoBeetle a través de un mecanismo de transmisión que le permite hacer los movimientos.
El equipo de desarrolladores probó el robot RoBeetle en superficies planas e inclinadas hechas con materiales lisos, como el vidrio, o rugosos, como la parte alta de un colchón.
Asimismo, pudieron evidenciar que RoBeetle puede llevar hasta 2,6 veces su peso encima y funcionar durante dos horas con un tanque lleno de metanol.
“A modo de comparación, el robot más pequeño de cuatro patas con batería pesa un gramo y funciona durante unos 12 minutos”, destacó Yang.
Los expertos en robótica Ryan Truby (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y Shuguang Li (Universidad de Harvard) resaltaron que el desarrollo del RoBeetle representa un “emocionante logro para la microrobótica”, pero aún tiene algún margen de mejoras para desarrollar.
Finalmente, los científicos destacaron que en un futuro los minirobots podrán utilizarse para realizar la inspección de infraestructuras, así como en misiones de rescate tras catástrofes naturales o para polinizaciones artificiales.
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