Según las estadísticas de la Universidad Johns Hopkins, México tiene 480.278 casos de COVID-19 y acumula 52.298 fallecimientos. La crisis sanitaria se agudiza, pero el gobierno de Andrés López Obrador comienza una desescalada.
La periodista Yoelí Ramírez, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
“Todos los mexicanos percibimos las malas cifras, sobre todo porque las autoridades habían hecho estimaciones mucho más bajas en el número de contagiados y de fallecidos. Sin embargo, este domingo el director de Salud, Ricardo Cortés Alcalá, explicó que no toma como un éxito las cifras actuales, pero que sí consideran que están en una disminución importante y paulatina de los casos. No obstante, el ritmo de muertes asciende hasta 500 diarios. Es una situación en que las autoridades generales y locales no se ponen de acuerdo sobre qué hacer y qué acciones tomar. El presidente López Obrador insiste en que no se debe usar el tapabocas, cuando a nivel internacional es una de las medidas mínimas para combatir la situación. Por otro lado, hoy comienza un desconfinamiento relativo dependiendo de las cifras de cada localidad. En Ciudad de México hay una situación preocupante, pero comienza una relajación de medidas donde se podrá ir al cine. Sin embargo, la situación no está controlada. En otros estados las restricciones son más duras y dan resultado a nivel sanitario, pero no en el económico. La pregunta que se hacen las autoridades es si apostarle a una reactivación económica o a un confinamiento para preservar una mayor cantidad de vidas”, expuso Ramírez.
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El New York Times reseña este lunes un artículo donde explica que hay temores en los hospitales mexicanos porque los pacientes llegan muy tarde a los hospitales.
“La mayoría de los estados y a nivel federal impulsaron una campaña para que las personas no fueran a los hospitales a menos que sea necesario. En otros estados donde no hay disposición hospitalaria, el riesgo de vida es alto, porque no hay seguridad de cama o de ventiladores. La mayoría de las personas están en sus casas esperando que las autoridades determinen si tienen coronavirus. No se están haciendo pruebas rápidas, México es el país en que se hacen menos pruebas rápidas. Una vez que se detecta un caso, no se les realiza las pruebas a las personas que estuvieron en contacto con el infectado. Si no se hacen pruebas, no se detectan los casos. Se estima que para noviembre se puede llegar a 150.000 fallecidos”, agregó la periodista.
América Digital
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