Debido a una de las mayores sequías registradas en su historia, el Pantanal, uno de los humedales más grandes del mundo, se enfrenta a uno de los peores incendios en los últimos 20 años.
Declarado Patrimonio de la Humanidad y la Biosfera por la Unesco, el Pantanal es un santuario de biodiversidad donde viven unas 4.700 especies de plantas y animales. Reptiles, aves, peces y otros mamíferos como el Jaguar, en peligro de extinción; o el oso hormiguero, dependen de este ecosistema para sobrevivir.
El Pantanal se extiende por Bolivia, Paraguay y Brasil. Aunque alrededor del 70 % del ecosistema, es decir, unos 138.000 kilómetros cuadrados, se concentra en Brasil, entre los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul.
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De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), la parte del Pantanal que se encuentra en Brasil batió récord el mes pasado en número de incendios, ya que registró más de 1.684 focos. Esto significó un aumento del 240.89 %, con respecto al mismo periodo en 2019. Además, estos incendios han desencadenado los peores resultados desde 1998.
Por ejemplo, en Mato Grosso do Sul, donde ya se ha decretado el estado de emergencia ambiental, el fuego ha consumido cerca de 780.000 hectáreas entre enero y julio.
¿Qué produjo los incendios en el Pantanal?
Las bajas precipitaciones y, con ello, las sequías, han provocado que el Pantanal se enfrente a uno de los peores panoramas. Además, para las organizaciones ambientalistas, la gran causa de los incendios se debe al avance de actividades agropecuarias de alto impacto y la deforestación.
“El Pantanal se enfrenta este año a una de sus mayores sequías. Regiones que, en general, estarían inundadas en este momento, todavía están secas. Esto se debe a las bajas precipitaciones durante este período. Hasta julio llovió solo la mitad de lo que se esperaba”, explicó Júlio Sampaio, gerente de WWF en Brasil, en entrevista con medios.
Por su parte, para el indígena Leosmar Antonio, de la tribu Terena y miembro de la organización ambientalista Caianas, el mayor problema no es la sequía. También lo es la flexibilización de las leyes ambientales por parte del Gobierno, las cuales han impulsado las actividades agropecuarias de alto impacto y, por lo tanto, han llevado a un aumento en la deforestación y de los focos de incendios.
El panorama para los indígenas también se agrava si se tiene en cuenta que son cerca de nueve pueblos que habitan en el Pantanal, equivalentes a unas 70.000 personas, quienes dependen directamente de la biodiversidad del ecosistema.
El Pantanal tiene una población aproximada de 1.5 millones de personas. Su principal actividad económica es el ganado extensivo, la pesca y, desde hace un tiempo, el turismo en la región.
El fuego en aumento
A pesar de que los bomberos y el Ejército llevan días trabajando sin descanso para lograr apagar el fuego, los trabajos se ven obstaculizados debido a que hay lugares de difícil acceso que implican la utilización de transporte fluvial y aéreo.
WWF ha señalado que todavía no se ha alcanzado el pico de sequía. Esta tendría su mayor pico entre agosto y septiembre, por lo que si los incendios siguen en aumento, el Pantanal podría registrar la catástrofe de pérdida de biodiversidad más crítica en cuestión de días y meses.
Los daños que los incendios en el Pantanal dejan a su paso son incalculables. Se desconoce cuántos animales se han visto afectados por las llamas o cuántos han perdido la vida. Asimismo, aún no se puede calcular las afectaciones provocadas en la vegetación y el tipo de restauración que podría ayudar a recuperar el ecosistema.
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