Golpearse el codo puede ser una de las sensaciones más dolorosas que puede experimentar una persona: tras el dolor, llega un latigazo intenso, que termina con un cosquilleo y adormecimiento. Pero, alguna vez te has preguntado por qué ocurre esto.
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Aunque usualmente se puede pensar que el golpe está asociado con el hueso o la articulación como tal, la realidad es que está dolorosa sensación nace en el nervio cubital, localizado justo detrás de la coyuntura del codo y que reúne fibras sensibles, presentes en todo el brazo.
Junto al nervio radial y mediano, el cubital es uno de los tres principales en el brazo e inicia en la espina dorsal, y termina en los dedos meñique y anular: esta es la razón por la que el cosquilleo tras el golpe termina en el dedo meñique.
En la zona del codo, el nervio es poco profundo y se encuentra muy cerca de la piel, sin demasiada amortiguación, por lo que al comprimirlo por accidente y con intensidad se registra un entumecimiento o una especie de ‘shock’. “Cuando recibimos un golpe se aplasta el nervio contra el hueso, causando el dolor agudo y en forma de calambre y adormecimiento”, explica Ernesto Delgado, perteneciente a la Unidad del Dolor de un hospital en Madrid.
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El nervio cubital, o nervio ulnar como también es conocido, también proporciona sensación a la piel y controla algunos de los músculos de la mano, que permiten el agarre de la mano y la flexibilidad de la muñeca. Esta es la explicación a que tome un tiempo recuperar el movimiento o mover la mano, tras un golpe en el codo.
El dato: aunque para muchos personas el dolor es pasajero y pasa después de unos minutos, quienes sufren del síndrome del túnel cubital, tienen una sensación similar a la de un golpe en el codo la gran mayoría del tiempo.
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— América Digital (@AmericaDigital) 21 de septiembre de 2018