El cambio climático es un fenómeno de la variación del estado climático en un período de 30 o 50 años. Aunque aparentemente parece un tema únicamente ambiental, es un tema de desarrollo económico. Por esta razón, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), los países que sufren conflicto armado, curiosamente, están golpeados desproporcionadamente por el cambio climático y la variabilidad climática.
En un reciente informe publicado por el CICR, se explica que el conflicto armado tiene impacto y relación con el cambio climático.
De acuerdo con el Derecho Internacional Humanitario (DIH), el conflicto armado internacional hace referencia al enfrentamiento armado entre dos países; mientras que el conflicto armado no internacional, es aquel en donde las fuerzas estatales combaten contra grupos armados, o los mismos grupos armados combaten entre sí.
Te puede interesar: Los drones permitirán sembrar millones de árboles para combatir el cambio climático
Para ser catalogado como conflicto armado, se deben cumplir unas condiciones esenciales.
“La primera es el nivel de intensidad. Esto quiere decir que las partes en conflicto tienen cierto número, duración e intensidad de enfrentamientos. También puede incluir el tipo de armas que están usando y las consecuencias humanitarias que hay sobre la población civil, como por ejemplo, los desplazamientos”, sostuvo el CICR.
La segunda condición que se debe cumplir para catalogar un conflicto armado es el nivel de organización. Es decir, la estructura jerárquica y control del mando que tienen las partes en conflicto.
“Esto les permite realizar, planificar y coordinar ciertas operaciones militares contra la parte enemiga. También, el nivel de organización significa que hay un comandante capaz de controlar a los miembros del grupo armado y de hacerlos cumplir las normas humanitarias”, indicó el CICR
En ese orden de ideas, el CICR publicó las claves para entender la relación que existe entre el cambio climático y el conflicto armado en el mundo, y el impacto que esto genera en las personas.
1. De los 20 países considerados más vulnerables al cambio climático, 12 están en conflicto:
El índice de la Iniciativa de Adaptación Global de Notre Dame (ND-Gain) analiza la vulnerabilidad de un país al cambio climático y otros desafíos globales, en contraste con su capacidad para mejorar la resiliencia.
En ese orden, Yemen, Malí, Afganistán, República Democrática del Congo y Somalia, donde están lidiando con el conflicto armado, se encuentran entre los países con los índices ND-Gain más bajos.
Lo anterior, según el CICR, sugiere que los países que sufren conflicto armado son menos capaces de hacer frente al cambio climático, precisamente, porque su capacidad de adaptación se ve debilitada por el conflicto.
Por lo tanto, las personas que viven en zonas de conflicto se encuentran entre las más vulnerables a la crisis climática y las más descuidadas por la acción climática.
“Las personas que viven en conflicto con frecuencia nos cuentan sobre los cambios ambientales masivos que están presenciando. Su vida cotidiana no solo se hace más difícil por la violencia que experimentan, sino también por un clima y un entorno cambiantes”, indicó el CICR.
2. El cambio climático no causa conflictos directamente, pero sí afecta socialmente
Para el mundo científico es claro que el cambio climático no causa directamente un conflicto armado. No obstante, este fenómeno ambiental y de desarrollo económico sí puede aumentar indirectamente el riesgo de conflicto al exacerbar los factores sociales, económicos y ambientales existentes.
Leer también: Los efectos del cambio climático cada vez más notables en el reverdecimiento de la Antártida
“Por ejemplo, cuando los pastores de ganado y los agricultores agrícolas se ven obligados a compartir recursos decrecientes, debido a un clima cambiante, esto puede provocar tensiones en lugares que carecen de una gobernanza sólida e instituciones inclusivas”, señaló el CICR.
3. La inseguridad limita la capacidad de las personas para hacer frente a las crisis climáticas
Casos como el de Mali, que ha visto años de conflicto, y que ha sido golpeado por factores del cambio climático; es un ejemplo claro de cómo la inseguridad provocada por el conflicto armado en una zona impide la reacción de los pobladores para protegerse o ayudarse ante las crisis.
“África occidental fue golpeada por una larga sequía en la década de 1970, la cual llevó a la hambruna. Isa, una líder comunitaria del norte de Mali, dijo: “Antes, solo teníamos que buscar comida. Podríamos movernos libremente con nuestros animales. Ahora, ni siquiera podemos buscar comida. Nos vemos obligados a permanecer en el lugar o mudarse a las ciudades debido a la inseguridad”, relató el CICR.
Lamentablemente, los funcionarios estatales, y el posible apoyo de estos, estuvieron ausentes debido a la violencia, la cual, además, limitó considerablemente el acceso humanitario.
En ese sentido, los pastores empobrecidos vieron cómo sus únicos activos se marchitaban y se quedaron luchando por alimentar a sus familias.
4. La adaptación al cambio climático puede complicarse si hay conflicto armado
En ciertas circunstancias, adaptarse al cambio climático también puede requerir grandes cambios sociales, culturales o económicos. A nivel de agricultura, por ejemplo, es posible que deba cambiar todo un sistema agrícola, o que las enfermedades nuevas en un área geográfica necesiten ser tratadas.
“Los esfuerzos concertados para adaptarse tienden a ser limitados en tiempos de guerra. En una situación de conflicto, las autoridades e instituciones no solo son débiles, sino que también están preocupadas por las prioridades de seguridad”, argumentó el CICR.
5. Los entornos naturales son, frecuentemente, víctimas de conflictos armados
De acuerdo con el CICR, el medioambiente natural es directamente atacado o dañado durante la guerra o el conflicto armado. Los ataques pueden conducir a la contaminación del agua, el suelo y la tierra; o liberar contaminantes en el aire.
Precisamente, los restos explosivos de la guerra pueden contaminar el suelo y las fuentes de agua, y dañar la vida silvestre. Dicha degradación ambiental reduce la capacidad de adaptación y la capacidad de las personas para adaptarse al cambio climático.
Los efectos indirectos del conflicto armado también pueden dar lugar a una mayor degradación del medioambiente. Precisamente, las autoridades son menos capaces de gestionar y proteger los entornos naturales; el desplazamiento a gran escala ejerce presión sobre los recursos; o los recursos naturales pueden ser explotados para sostener las economías de guerra.
“En Fao, al sur de Basora, Iraq, la gente atribuye sus problemas de agua y agricultura a la tala de palmeras con fines militares durante la guerra Irán-Iraq”, aseguró el CICR.
Ver también: El cambio climático amenaza con desaparecer la mitad de las playas del planeta
Asimismo, el conflicto armado también puede contribuir al cambio climático en otros factores. Por ejemplo, la destrucción de grandes áreas de bosque; o el daño a la infraestructura, como las instalaciones petroleras o las grandes instalaciones industriales, pueden tener consecuencias climáticas perjudiciales, incluida la liberación de grandes volúmenes de gases de efecto invernadero en el aire.
6. El derecho internacional humanitario (DIH) protege el medio ambiente natural.
En 1977, los estados otorgaron la protección del medioambiente natural contra daños generalizados, a largo plazo y severos, a través del Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra.
“Un mayor respeto por las reglas de la guerra puede reducir el daño y los riesgos a los que están expuestas las comunidades afectadas por el conflicto como resultado del cambio climático”, dijo el CICR.
Por ejemplo, el cambio climático puede generar escasez de agua y reducir la disponibilidad de tierra cultivable. Al prohibir los ataques contra objetos indispensables para la supervivencia de la población civil, como las áreas agrícolas y el agua potable; el DIH protege estos recursos de la violencia adicional relacionada con el conflicto.
7. Brecha de vulnerabilidad
La crisis climática está alterando la naturaleza y la gravedad de las crisis humanitarias. A pesar de la lucha de las organizaciones humanitarias por responder; no podrán satisfacer las crecientes necesidades exponenciales resultantes del cambio climático.
Aunque las personas en las zonas de conflicto se encuentran entre las más vulnerables al cambio climático, existe una brecha en la financiación para la acción climática entre países estables y frágiles.
“Es necesario asignar una mayor parte del financiamiento climático a los lugares afectados por el conflicto armado para ayudar a las comunidades a adaptarse al cambio climático”, afirmó el CICR.
Infórmate minuto a minuto sobre esta y otras noticias del mundo en nuestras redes sociales