Ser transgénero o pertenecer a la comunidad de niños LGBTIQ+ en América Latina aún es considerado sinónimo de desigualdad social, rechazo y riesgo.
Cambiar de género no es algo sencillo en países como México y Brasil porque tienen complejas condiciones para lograrlo. Además, en Paraguay, República Dominicana y Venezuela está completamente prohibido.
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Sin embargo, las leyes del país pueden no estar tan alejadas del pensamiento colectivo terminando así en ser un reflejo de la sociedad.
Tener un hijo transgénero puede resultar complejo para los padres que no cuentan con las herramientas adecuadas para apoyarlo. Y es que en ocasiones, la familia reacciona implementando prohibiciones, con fuertes castigos o incluso generando vergüenza en el menor que comparte su sentimiento.
¿Cómo pueden los padres apoyar a su hijo en esta transición física y social?
De acuerdo con expertos, el escenario ideal es permitir que los niños exploren o reclamen la identidad que deseen por el tiempo requerido.
Además, sugieren que hacer del hogar un espacio seguro en donde puedan expresar sus dudas al respecto puede disminuir el riesgo a desarrollar depresión. Del mismo modo, evita intenciones suicidas.
“Lo más importante es tener mucha empatía. Es muy importante que nosotros sepamos que esto no es una enfermedad. El niño no está enfermo, no hay que curarlo de esto”, comentó la psicóloga clínica Paloma Carvajalino Suárez a América Digital.
Asimismo la especialista en trastornos emocionales indica que es normal sentir un impacto. “Queríamos que fuera ese niño o esa niña como nos los habíamos imaginado. Entonces, pues ese duelo hay que vivirlo, hay que permitírnoslo como papás”, dijo la doctora.
Educarse sobre los niños LGBTIQ+
Ciertamente en muchos hogares es un tema tabú, sin embargo, los especialistas recomiendan educarse sobre el tema para adquirir herramientas correctas. Aunque los adultos tengan sentimientos negativos o experimenten una etapa de confusión, eso no debe ser trasmitido al menor.
“El problema es que si nosotros como papás tenemos barreras, pues obviamente la sociedad va a tenerlas porque los primero que vamos a “rechazar” a ese niño somos nosotros”, manifestó la psicóloga.
En junio de 2018, la Organización Mundial de la Salud retiró oficialmente a la identidad trans de la clasificación como enfermedad mental. Del mismo modo, las Naciones Unidas advierten que:
“Tratar a las personas trans como si fueran enfermas es una de las principales causas de las violaciones a los derechos humanos que enfrentan estas personas”.
La vida de un niño cambia por completo si crece en una familia que lo acompañe desde chiquito en el proceso. Al dejarlo aislado o a su deriva el resultado es otro.
“Entre más temprano sea el acompañamiento los niños van a ser mucho más seguros. Serán mucho más independientes y les resultará más fácil acoplarse al entorno social”, concluyó la especialista Carvajalino.