Luego de 47 años de ocurrido, el secuestro del vuelo 305 sigue sin resolverse y ya es un caso cerrado para los efectivos del FBI, quienes se dieron por vencidos para dar con el paradero de D.B. Cooper, el autor material del hecho.
D.B. Cooper, de quien aún se desconoce su nombre completo, pasó a la posteridad por secuestrar un avión y lanzarse con el botín en paracaídas para nunca más ser visto.
Todo ocurrió el 24 de noviembre de 1971, cuando un hombre que se hacía llamar Dan Cooper, compró un ticket de ida desde Portland, Oregon, hasta Seattle.
En pleno vuelo, le ordenó a una de las azafatas un bourbon con soda y hielo; una vez recibió la orden, le dio a la mujer una nota que le decía que estaban secuestrados y que él tenía una bomba en su maletín.
Para que la mujer le creyera, el hombre le mostró tranquilamente los explosivos en el maletín, por lo que la auxiliar de vuelo, fue a avisarle inmediatamente al piloto.
El capitán de la aeronave, se comunicó con la central, quienes le dijeron que le siguiera la corriente al secuestrador, mientras en tierra trataban de solucionar la situación.
Sus mandatos fueron muy sencillos: cuatro paracaídas, 200 mil dólares en billetes de 20 dólares y combustible para el avión. Una vez se cumplieran sus exigencias, él liberaría a los 36 rehenes.
Cooper cumplió, una vez llegaron a Seattle, las autoridades le entregaron el dinero, los paracaídas y llenaron de combustible el avión. Ya con eso cumplido, el delincuente liberó a todos los pasajeros, que en ningún momento se enteraron que estaban siendo parte de un secuestro.
A las azafatas y a los pilotos no les fue posible bajar, pues partirían de nuevo con Cooper rumbo a Ciudad de México. El secuestrador, siempre calmado y tomando su trago, le pidió al piloto que volara a 10 mil pies de altura, mientras dos aviones de la fuerza aérea los escoltaban.
Cuando sobrevolaban Nevada, Cooper se puso uno de los paracaídas, abrió la escotilla, se quitó la corbata y se lanzó con todo el botín del secuestro. Los aviones de la Fuerza Aérea no lo vieron.
Nunca se supo más de este delincuente, desapareció para siempre. Algunos dicen que murió, pero el FBI, después de 45 años de investigar el caso, tomó la decisión de cerrarlo.
En 1980 se encontraron unos billetes de 20 deteriorados en la nieve y correspondían con el serial de los entregados a Cooper, también se encontró su corbata, la cual fue analizada para encontrar rastros de ADN, sin resultado alguno…
Se esfumó…
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— América Digital (@AmericaDigital) August 31, 2018