Nacido en Chicago en 1901, Walter Elias Disney pertenecía a una familia de bajos recursos, debido a los constantes cambios de trabajo de su padre. Su madre, como en la mayoría de hogares estadounidenses, les leía cuentos a sus hijos; esto marcaría significativamente el futuro del pequeño.
A los cuatro años, Walt se mudó con su familia a Kansas y allí comenzó a dibujar los muñecos que salían en el periódico que leía su padre, una actividad que disfrutaba, expresando que quería dedicarse a eso toda la vida.
A sus diez años, el pequeño soñador se levantaba a las 4:30 de la mañana para repartir periódicos, después iba a la escuela y una vez terminaba su horario de clases, seguía repartiendo diarios por la ciudad, esto con el objetivo de llevar dinero a su casa, pues su padre se enfermó y ya no le era posible trabajar.
Con ese dinero, también se pagó un curso de caricaturas por correspondencia y otro más de arte.
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A los 16 años, se convirtió en el caricaturista del diario de su colegio y en las noches, asistía a otro curso de arte. Su sed por mejorar sus dibujos no terminaba.
Su estudio solo se vio interrumpido por la Primera Guerra Mundial, pues el joven Disney tomó la decisión de enlistarse en el Ejército e ir al campo de batalla.
Allí fue enviado a Francia y fue asignado a conducir una ambulancia, la cual le hizo unos cuantos dibujos para subir el ánimo de sus compatriotas.
Una vez terminó la guerra, regresó a Kansas a una empresa de publicidad donde hacía ilustraciones, pero a los 19 años, renunció y montó su propia compañía, pero fracasó.
Así que buscó otro empleo de donde un año después renunció de nuevo, para volver a emprender junto a su hermano y se aventuró a hacer su primer proyecto: Alicia en el País de las Maravillas.
Los resultados no fueron los esperados y Walt Disney quebró…
Esto, en vez de derrumbarlo, lo volvió más fuerte, así que decidió seguir trabajando para cumplir sus objetivos. Hasta que un día, Walt vio a un pequeño ratón que vivía en la oficina, en vez de sacarlo o matarlo como creerían muchos, el joven lo adoptó como su mascota.
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Este ratón fue su inspiración para crear al personaje animado más famoso del mundo: Mickey Mouse.
De ahí para adelante, todo lo que vino para Disney fueron éxitos y hoy por hoy es una de las marcas más grandes de todo el mundo.