El durián es una fruta de aspecto puntiagudo que nace en el sureste de Asia, con un olor tan característico, que muchos la han catalogado como el fruto más maloliente del mundo.
Por lo general, las personas que viajan a Asia y se atreven a probar esta fruta, aseguran que su sabor se asemeja a una mezcla entre cebolla, aguarrás, medias sucias, excremento y basura.
Este aspecto, hace que para los que no son nativos de Malasia, Tailandia, China y otros lugares del sureste de Asia, sea imposible comerla. Según los habitantes de estos territorios, con el durián solo tienes dos opciones: o lo odias, o lo amas.
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Tan potente es su aroma que, en China, está prohibido comerla en espacios públicos como aeropuertos, transportes públicos, tiendas y lugares muy concurridos.
Sin embargo, su sabor no parece ser tan desagradable como su olor, pues algunos viajeros han asegurado que comer durián se asemeja a ingerir dulce de vainilla en un baño público.
Una experiencia que pocos querrían vivir…
¿A qué se debe el mal olor del durián?
En busca de por qué su aroma es tan apestoso, un grupo de científicos logró ensamblar el genoma del durián. Esta investigación arrojó que esta fruta tiene un compuesto de 46 mil genes, casi el doble de los humanos.
Asimismo, se pudo saber que varios genes de los que contiene la fruta, son capaces de regular la producción de compuestos de olor conocidos como ‘compuestos volátiles de azufre’, VSC, por sus siglas en inglés.
Esto explicaría el por qué el durián tenga un olor de tipo “sulfuroso”. El olor que emana le permite ser localizado por orangutanes, que son los encargados de esparcir sus semillas y contribuir en su supervivencia.
¿Te atreverías a probarla?
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