El Departamento de Justicia de los Estados Unidos, comandado por William Barr, retiró este jueves los cargos contra Michael Flynn, el ex asesor de seguridad del presidente Donald Trump.
Recordemos que Flynn había sido sometido a varias investigaciones, luego de que se declarara culpable de mentir al FBI sobre sus contactos con Rusia durante la campaña presidencial de Trump en 2016.
En una entrevista para el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón, la periodista en la ciudad de Washington, Paula Lamas, explicó por qué la revelación de esta noticia ha causado indignación en algunos estadounidenses.
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De acuerdo con Lamas, la petición al tribunal para que desestimara el caso, “generó muchísima sorpresa” y –de una u otra forma– confirma “lo que muchos llaman la politización de la justicia en el país”.
Michael Flynn, señaló la periodista, no solo reconoció que le había mentido al vicepresidente Mike Pence con respecto a la “Trama Rusa”, sino que también, confesó para un investigación federal y negoció que su hijo no estuviese involucrado en la averiguación criminal.
Para Lamas, “hay una estrategia bien planificada” detrás de este hecho. Dada cuenta que Flynn cambió de abogados y que, además, el fiscal encargado del caso fue sustituido.
“Por alguien presuntamente allegado a William Bar”, comentó.
Los demócratas, añadió al mismo tiempo la periodista, “han puesto el grito en el cielo”. Tras este proceso que consideró sin precedentes.
¿Interrogatorio injustificado?
Sin embargo, otro de los puntos que resaltan en la historia, es el escrito entregado al juzgado este jueves.
La comunicación notificó que, después de otras indagaciones, “el Gobierno ha concluido que el interrogatorio del FBI a Flynn se realizó sin garantías y sin justificación por los investigadores”.
En ese sentido, Lamas advirtió que esa es un de las razones por las que hoy se pone en entredicho, lo que por años ha enorgullecido a Estados Unidos. “Una ley clara y transparente”.
Aunque la situación cada vez se enreda más, apuntó, también recordó que el Congreso es quién manda realmente en territorio norteamericano.
“A pesar de que en la Corte Suprema hay más jueces que se inclinan hacia el lado republicano”, dijo, resaltó que asimismo hay esfuerzos por balancear ese orden de poder.
Lamas comentó que quizás por eso Ruth Bader Ginsburg, la afamada jueza de 85 años, no quiere renunciar a su cargo.
Incluso en el hospital sigue atendiendo las llamadas de trabajo, sentenció, calificandola como una “mujer de piedra”.
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