Un grupo de investigadores de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) reveló que las concentraciones de ozono sobre el Ártico alcanzaron unos niveles históricamente bajos en 2020.
De acuerdo con los científicos, los análisis y observaciones satelitales permitieron evidenciar que los niveles del ozono estratosférico tuvo su punto más bajo el pasado 12 de marzo con 205 unidades Dobson; siendo el valor más bajo observado durante este mes ya que los niveles rondan al menos las 240 unidades.
“El ozono bajo en el Ártico, como el que tuvimos este año, ocurre aproximadamente una vez por década. Para la salud general de la capa de ozono, esto es preocupante ya que los niveles de ozono en el Ártico suelen ser altos durante marzo y abril”, explicó Paul Newman, experto en capas de ozono y científico jefe de ciencias de la Tierra de la NASA.
El investigador indicó que estos valores son inusuales y no tienen precedentes en cuatro décadas de observaciones. Además, estos bajos niveles de ozono también se registraron en la estratosfera ártica en 1997 y 2011.
La capa de ozono estratosférica, ubicada entre 10 a 40 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, es un protector solar natural del planeta; ya que absorbe la radiación ultravioleta dañina para las plantas y para los seres humanos y animales; a quienes podrían causar cáncer de piel, entre otras enfermedades.
¿Qué pudo generar estos niveles?
Los investigadores explicaron que el agotamiento del ozono sobre en el Ártico durante este año fue causado por eventos inusualmente débiles de “olas” en la atmósfera superior; que se registraron entre diciembre y marzo.
“Estas olas conducen masas de aire a través de la atmósfera superior. En un año típico, estas olas viajan hacia arriba desde la atmósfera inferior en latitudes medias e interrumpen los vientos circumpolares que giran alrededor del Ártico”, explicó la NASA.
De acuerdo con la agencia espacial, al interrumpir los vientos polares estas olas traen ozono de otras partes de la estratosfera reponiéndolo sobre el Ártico.
Ver más: Nasa lanza misión para estudiar las tormentas solares y su impacto en el espacio
Sin embargo, este fenómeno también tiene un efecto y es que calienta el aire sobre el Ártico provocando la formación de nubes estratosféricas polares; las cuales promueven unas reacciones que agotan el ozono porque liberan cloro.
“La mayor parte del cloro y el bromo en la atmósfera proviene de clorofluorocarbonos y halones, las formas químicamente activas de cloro y bromo que alguna vez se usaron en refrigerantes, espumas y latas de aerosol y que están prohibidos por el Protocolo de Montreal”; reseñó la NASA.
Cambios en el ozono sobre el Ártico. Crédito: NASA
La hipotesis que manejan los científicos; es que las olas estratosféricas fueron débiles y no rompieron los vientos polares por lo que el ozono no se pudo reponer.
Además, se pudo establecer que la estratosfera también permaneció fría en la región por lo que promovió la formación de estas nubes que generan una reacción y agotan el ozono.
“No sabemos qué causó que la dinámica de las olas sea débil este año. Pero sí sabemos que si no hubiéramos dejado de poner clorofluorocarbonos en la atmósfera debido al Protocolo de Montreal; el agotamiento del Ártico este año habría sido mucho peor”, explicó Newman.
Infórmate minuto a minuto sobre el coronavirus y otras noticias del mundo en nuestras redes sociales