Los partidarios incondicionales del presidente Jair Bolsonaro ignoraron las advertencias sobre el coronavirus y se manifestaron en las ciudades más grandes de Brasil; acusando al Congreso y a los tribunales de obstaculizar al líder de extrema derecha; con algunos pidiendo abiertamente un golpe de estado.
Cientos de simpatizantes se reunieron en Brasilia, Río de Janeiro y Sao Paulo; muchos con máscaras impresas con mensajes como “el virus es la escoria en el Congreso”.
Los críticos del presidente aseguran que las marchas son antidemocráticas, en un país aún atormentado por la memoria de una dictadura militar (1964-1985) cuyo legado es admirado abiertamente por Bolsonaro; un excapitán del ejército.
Pero ni eso ni las advertencias de las autoridades para evitar grandes reuniones en medio de la pandemia de coronavirus; impidieron que los partidarios más fervientes de Bolsonaro salieran a las calles.
“Esto es una protesta contra el Congreso, porque no dejan que Bolsonaro gobierne. Vetan todo”; dijo el manifestante Rogerio Galhardo, un empresario de 60 años que cargaba una bandera brasileña.
“Todo lo que quieren hacer es robar”, añadió su esposa; la profesora de 45 años Patricia Monteiro.
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Bolsonaro está enfrascado en una disputa con el Congreso por más de 30.000 millones de reales (alrededor de 6.200 millones de dólares) de gastos discrecionales en el presupuesto federal.
Los legisladores han aprobado leyes para cambiar el poder de decidir cómo y cuándo gastar ese dinero en el Congreso.
Bolsonaro, quien no está afiliado a ningún partido político y ha discutido repetidamente con el Congreso, argumenta que el poder ejecutivo debería conservar ese poder.
Pero la disputa se ha convertido en algo más grande que una simple batalla presupuestaria; con algunos partidarios de Bolsonaro pidiendo abiertamente un nuevo golpe.
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