“A parir pues, a parir, todas las mujeres a parir seis hijos, que crezca la patria”, con este exhorto en cadena obligatoria de radio y televisión, Nicolás Maduro levantó fuertes críticas por la crisis económica, política y social que vive la nación.
De acuerdo a cifras de Unicef, la denustrición infantil en el país caribeño alcanza el 16 %. La organización calculó en 2019 que de los diez millones de niños que viven en Venezuela, 3,2 millones urgen de asistencia nutricional y educativa.
Uno de cada tres infantes requiere de ayuda.
Susana Rafalli, representante de Cáritas, afirma que la desnutrición de niños de cero a 8 años se ha duplicado en las zonas más pobres de 7% al 15%.
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En un evento con féminas en estado de gravidez, Maduro pidió “masificar” el parto humanizado y difundir cursos que se imparten en los círculos de apoyo de gestaciones y de lactancia materna.
La petición contrasta de igual forma con la deserción escolar que afronta la nación y que, según cifras proporcionadas de la Fundación Arturo Uslar Pietri supera 50 %.
Los embarazos precoces están a la orden del día por la visible desiformación oficial, ausencia de políticas sanitarias y el alto costo de los anticonceptivos que oscila entre 200 y 300 bolívares (4 dólares al cambio).
Según estudios de la Unicef de 2014, Venezuela tiene una de las tasas de fecundidad adolescente más altas de Sudamérica. Cada año nacen 93 bebés por cada 1000 adolescentes entre 15 y 19 años, lo que se traduce en que del total de nacimientos en el país, 23% son de madres adolescentes.