El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se reunió este domingo por segunda ocasión con miembros de las comunidades mormonas del norte de México que a inicios de noviembre sufrieron el asesinato de tres mujeres y seis niños.
“Hemos acordado volvernos a encontrar en dos meses para informarles de cómo va la investigación y posteriormente yo voy a regresar aquí a Bavispe”, dijo el presidente tras el encuentro privado con las familias Miller, Langford, Johnson y LeBarón, en el rancho LaMora, la comunidad donde vivían las víctimas, ubicado en el municipio de Bavispe, del norteño estado de Sonora.
El mandatario agregó que en cuatro o seis meses volverá a Bavispe para presentar un plan de desarrollo en la región y un monumento en honor a las víctimas.
“Honestamente, estaba sorprendida de qué tan amable, y humilde es. Fue como si no fuera solo presidente, pero fue muy amable, compasivo, quería escucharnos y tratar de ayudarnos”, dijo a la AFP Margaret Langford, familiar de las víctimas y quien estuvo presente en la reunión. “Están haciendo todo lo que pueden para llegar al fondo de esto”.
Varios miembros de las familias afectadas, entre ellos Kenneth Miller, quien perdió a su nuera Rhonita Miller y a cuatro nietos en el ataque, habían pedido también que la atención que les otorgaron las autoridades se les dé también a las víctimas de otros casos.
Además de Rhonita y sus cuatro hijos, en el ataque murieron también Christina Langford Johnson y Dawna Ray Langford junto con sus dos hijos.
El encuentro de este domingo es la segunda reunión del presidente con los familiares de las personas fallecidas después de la celebrada en la capital a principios de diciembre.
Desde entonces, las autoridades detuvieron a siete sospechosos por la masacre.
El caso generó conmoción e indignación en la opinión pública a medida que se conocían detalles.
El martes, Abel Murrieta, abogado de la familia LeBarón, dijo que al menos cuatro decenas de personas habían participado en la masacre. Según las autoridades, los responsables fueron pistoleros pagados por narcotraficantes.
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– “Viene una marcha importante” –
Adrián LeBarón, padre de Rhonita, colocó flores en la escena del ataque: “Que (el presidente) se lleve esta imagen para que todo lo que haga vaya destinado a que no se vuelva LaMora un pueblo deshabitado”, dijo LeBarón a periodistas.
“Vine a este lugar para informar al país y a las cenizas de mi hija y nietos que la justicia está caminando y que con ellos buscamos justicia para el país”, agregó.
Miembros de la familia LeBarón y activistas llamaron a formar una caravana por la paz y la justicia en el país el próximo 23 de enero, que saldrá de la ciudad de Cuernavaca, en el centro de México, para caminar tres días hasta la capital, donde esperan ser recibidos por el presidente.
“Nos toca a todos los ciudadanos detener esta masacre y empezar a participar para llamar a cuentas a las autoridades cuando no están cumpliendo”, dijo Julián LeBarón, familiar de las víctimas.
Tras la matanza, ocurrida el 4 de noviembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que consideraría nombrar a los carteles del narcotráfico de México como organizaciones terroristas, aunque al final desistió.
Esa decisión fue interpretada en México como una intromisión en asuntos internos del país.
Según datos oficiales, más de 250.000 personas han sido asesinadas en México en medio de una ola de violencia desde 2006. En ese año, el gobierno del entonces presidente Felipe Calderón (2006-2012) lanzó una polémica ofensiva militar para enfrentar al narcotráfico.