El diputado a la Asamblea Nacional e integrante de la Comisión de Finanzas del Parlamento, Alfonso Marquina, ofreció este miércoles el índice nacional precios al consumidor correspondiente al mes de septiembre, una medición mensual que adelanta el Legislativo por falta de indicadores provenientes del Banco Central de Venezuela.
Indicó que la inflación en el mes de septiembre se ubicó en 23.5%; la inflación interanual en 50.100,3% y la inflación acumulada 3.326%, es decir, de enero a septiembre.
También indicó que uno de los rubros que más se vio afectado fue el de alimentos y bebidas no alcohólicas, que se situó en 42,6%. En ese sentido, alertó que “lamentablemente en Venezuela, a pesar del hambre al que está sometido el ciudadano, la hiperinflación existe”.
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Explicó que durante agosto, el “efecto del dinero inorgánico” produjo que el alza del dólar paralelo ubicara al bolívar en BsS 27.000, por lo que recalcó que la economía nacional “está dolarizada”. En ese sentido, subrayó que el efecto “excesivo e irresponsable” de la inyección de liquidez, produjo aumento en los precios.
Dijo que a pesar de registrarse una inflación del 42% en los alimentos y bebidas no alcohólicas, que es bastante alto, señaló que en otros rubros se vio un porcentaje más bajo y que al final al hacer el promedio da el resultado de la inflación en un mes determinado.
Para Marquina, la gente en Venezuela está destinando el sueldo “a medio comer” y en medicinas.
Indicó que los niveles de escasez de productos en Venezuela está asociada a las importaciones, que muchas veces la llevan a cabo los empresarios privados, que se ven obligados a repatriar capitales para bienes y servicios y con el fin de recuperar su inversión, se ven obligados a vender en dólares.
Sin embargo, hizo énfasis en que las importaciones públicas han disminuido drásticamente debido a la debacle de la industria petrolera, pasando de ser la tercera más eficiente del mundo, a producir alrededor de 700.000 barriles diarios. Eso lleva a que el Ejecutivo que preside Nicolás Maduro carezca de divisas para poder importar.
“Hace 20 años producíamos más del 70% de los productos que consumíamos. Éramos capaces de autoabastecernos. El otro 30% se importaba con las mismas divisas de excedentes producto de bienes agrícolas”.
Advirtió que el problema del abastecimiento de gasolina en el interior agrava aún más el panorama respecto al sector agropecuario porque, además de la falta de semillas y el acaparamiento de las mismas por parte del Estado, el traslado de productos desde los lugares donde se elaboran hasta el mercado terciario, se tardará mucho más.