En Pacaraima, municipio brasileño ubicado al nordeste del estado de Roraima, en la frontera con Venezuela, hay un centro exclusivo para los indígenas Waraos.
Según cifras del Programa Venezolano de Educación-
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“Estos campamentos funcionan en Pacaraima, Boa Vista y Manaos. Solo en Boa Vista son 6500 atendidos en los refugios y 3000 más reciben una atención intermedia en centros donde las personas pueden bañarse, lavar la ropa, recibir atención de salud y reciben dos comidas diarias”.
Los representantes de la ONG detallaron que muchos de los indígenas que no han podido ser ingresados al refugio o lugar de abrigo pernoctan frente al sitio y deambulan por las calles
“La aspiración de los waraos es poder regresar a Venezuela cuando haya cambiado la situación de hambre y abandono”.
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Provea relató que en Boa Vista, capital y el municipio más poblado del estado brasileño de Roraima, indígenas Waraos junto a venezolanos y venezolanas no indígenas tomaron pacíficamente una especie de club deportivo a medio construir de la policía.
“Su situación es precaria y recogen metales en las calles para vender después”, alertó la ONG.
El exódo no cesa
El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello- UCAB- un reconocido centro de estudios privados en Venezuela, también visitó estas localidades fronterizas entre Venezuela y Brasil y constató que tres mil venezolanos están en situación de calle, 600 personas cruzan a diario la frontera.
En el caso de los indígenas que han emigrado, la cifra que maneja es de más de mil.