La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) urgió al Estado de Venezuela a investigar los “probables actos de tortura” a los que fue sometido el militar Rafael Acosta Arévalo antes de morir.
En un comunicado publicado el 3 de julio, la CIDH expresó alarma y “preocupación” por el fallecimiento de Acosta Arévalo “por probables actos de tortura” e instó “a las autoridades a investigar los hechos, juzgar y sancionar a los responsables”.
“La CIDH condena la tortura y espera el compromiso de todos los Estados para combatirla”, manifestó la presidenta del organismo, Esmeralda Arosemena de Troitiño, según recoge la nota.
Con base en la información que ha recibido, la Comisión apunta que el militar “estaba en silla de ruedas, tenía las uñas ensangrentadas, no podía hablar y solo asentía cuando le preguntaban si había sido torturado en la Dgcim”.
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El 22 de mayo, la Comisión expresó preocupación por el “recrudecimiento” de las condiciones de detención en la Dgcim y dijo que había recibido información “alarmante” sobre supuestas torturas, así como tratos inhumanos, crueles y degradantes.
En su nota, la CIDH reiteró que el Estado venezolano tiene el deber de investigar “de oficio y con la debida diligencia” todas aquellas muertes de personas que se encuentran bajo su custodia.
“Esas investigaciones no solo deben estar orientadas a establecer los responsables materiales de los hechos, sino también a los posibles autores intelectuales y a aquellas autoridades que pudieran ser responsables por acción u omisión”.
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El caso
El Gobierno venezolano confirmó el sábado 29 de junio la muerte de Acosta Arévalo, quien se encontraba bajo custodia de los funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y que fue señalado por participar supuestamente en una conspiración para derrocar a Nicolás Maduro.
Dos militares de la Guardia Nacional fueron detenidos por su supuesta responsabilidad en esa muerte.
Según su defensa y portavoces de la oposición, Acosta Arévalo fue torturado hasta la muerte y la última vez que se le vio con vida, cuando se presentó ante un tribunal militar, no podía mantenerse en pie o hablar.