“Sucio, asqueroso y repugnante”, así considera el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un posible juicio político en su contra que estarían evaluando los demócratas del Congreso.
Volvió a criticar al exfiscal especial Robert Mueller, quien dirigió la investigación de la llamada “trama rusa”, y lo calificó como un “verdadero anti- Trump”.
El 30 de mayo, en los jardines de la Casa Blanca, y en respuesta a una pregunta de los periodistas sobre si esperaba ser objeto de un juicio político, Trump contestó: “No lo veo ahora… Es una palabra sucia, asquerosa y repugnante… Es un acoso presidencial gigantesco”, dijo.
Mueller anunció su renuncia a su cargo una vez terminada la investigación e indico que una acusación formal contra Trump “no era un opción” dadas sus limitaciones legales, por lo que trasladó la decisión al Congreso.
En su informe final, el exfiscal señala que no hay pruebas de nexos entre el entorno de Trump y Moscú, pero no alcanza una conclusión sobre un posible delito de obstrucción a la Justicia por parte del mandatario.
Durante su comparecencia del miércoles 29 de mayo ante la prensa, Mueller explicó que acusar al presidente de un delito, no fue una opción que pudiese considerar por motivos legales.
Poco antes de su encuentro con los periodistas, Trump habría reconocido que Rusia contribuyó a su triunfo en los comicios de 2016, aunque rechazó cualquier vínculo con Moscú.
“¡Rusia, Rusia, Rusia! Eso es todo lo que se escuchó desde el comienzo de esta caza de brujas”, escribió Trump.
“Y ahora Rusia ha desaparecido porque no tuve nada que ver con que Rusia ayudara a que yo fuera elegido. Es un delito que no existió… Rusia, si hizo algo, creo, fue ayudar al otro bando”, en referencia a su rival demócrata en las presidenciales, Hillary Clinton.
¿Cómo prosigue el proceso contra Trump?
El proceso debería iniciarse en la Cámara de Representantes, donde el Partido Demócrata tiene la mayoría, y si se llegaran a aprobar los cargos en contra del mandatario, el juicio se haría en el Senado, que está controlado por el Partido Republicano.
Para abrir el proceso de destitución en la Cámara Baja se necesitaría de mayoría simple, con lo que es posible que los demócratas lo iniciaran, pero fracasaría con toda probabilidad en el Senado.
Y es que en la Cámara Alta al menos 20 de los 53 senadores republicanos deberían votar en contra de Trump para alcanzar los dos tercios que permitan que el procedimiento de destitución triunfe.
Con información de EFE