El terremoto de 7.8° de magnitud que azotó con gran intensidad a Turquía y Siria ha sido catalogado como uno de los más devastadores de estos países debido a la energía que liberaron las placas tectónicas que confluyen esta región euroasiática.
Las imágenes de ciudades y edificios completamente destruidos dan cuenta de que este movimiento telúrico provocó uno de los desastres más graves de la historia de ambos países.
Sin embargo, muchas personas se han preguntado las razones por las que este terremoto fue tan mortífero, por lo que algunos especialistas han explicado que este sismo tuvo una combinación de factores que lo volvió tan devastador.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) teme que el número de muertos podría incrementarse hasta los 20.000; ya que la posibilidad de encontrar sobrevivientes bajo los escombros se reduce considerablemente con el paso de las horas.
La hora y otras causas
Los expertos explicaron que los terremotos son provocados por la liberación de energía acumulada a través de la confluencia de placas tectónicas.
De esta forma, el terremoto de Turquía tuvo unas condiciones físicas y causales que llevaron a que fuera tan mortífero.
Por ejemplo, temas como la localización, la hora en que ocurrió (madrugada), los lejanos antecedentes y unas medidas de seguridad poco rigurosas a la hora de construir fueron determinantes para que miles de personas murieran tras este fuerte sismo.
“Este terremoto ocurrió de madrugada, a las 04:17 (01:17 GMT), por lo que sorprendió a la población durmiendo. La inmensa mayoría de las víctimas quedaron atrapadas cuando se derrumbaron sus casas”, explicó Roger Musson, investigador del Servicio Geológico británico.
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Los datos oficiales dan cuenta que este movimiento telúrico ha sido el más fuerte que se ha registrado en Turquía desde 1939 y que golpeó con gran intensidad a una región tan poblada.
Además, ha sido el terremoto más fuerte de los últimos años desde que se registró un sismo en la región de Duzce (norte) en 1999 que causó más de 17.000 muertos.
El desplazamiento de las placas
Los investigadores indicaron que la línea de fractura en donde se produjo el movimiento sísmico estuvo relativamente tranquila en los últimos tiempos y fue esta acumulación de energía la que hizo que el terremoto tuviera una gran magnitud.
Precisamente, Turquía esta ubicada en una de las regiones sísmicas más activas en el mundo por la zona de influencia geológica en donde se encuentran varias placas tectónicas.
“La placa tectónica Arábica se desplazó hacia norte. Al no tener espacio, choca con la placa de Anatolia. Ese frotamiento reverbera a lo largo de la toda la falla”, explicó Roger Musson, investigador del Servicio Geológico británico.
Esta vez el sismo se produjo en lo que se conoce como la falla de Anatolia Oriental, en una región que no había sufrido un terremoto con una magnitud superior a 7 en más de 200 años.
El experto indicó que este largo periodo de relativa calma sobre la falla geológica hizo que la energía se fuera acumulando y terminara liberándola con este fuerte sismo en Turquía.
“La región sufrió otro temblor de magnitud 7.5 horas después, lo que confirmaría que se había acumulado mucha potencia que debía ser liberada”, indicó Musson.
El sismo se produjo a una profundidad de 18 kilómetros (11 millas) y tuvo su epicentro en el sur de Turquía, en la ciudad de Gaziantep en donde viven cerca de dos millones de personas.
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De acuerdo con los expertos, se trató de un terremoto de deslizamiento, en el que dos placas tectónicas se deslizan horizontalmente en sentidos opuestos liberando una gran energía.
“La Tierra está dividida en diferentes piezas algo así como un rompecabezas. Esas piezas se encuentran entre sí en las fallas geológicas, donde las placas suelen entrar en fricción una contra otra. Pero una vez que se acumula suficiente tensión, pueden desplazarse rápidamente en direcciones opuestas, liberando una gran cantidad de energía”, indicó Eric Sandvol, sismólogo de la Universidad de Missouri.
Los datos históricos dan cuenta que el 13 de agosto de 1822 esta región fue azotada con un sismo que alcanzó una magnitud de 7.4 causando graves daños en ciudades y dejando miles de victimas.
Infraestructura no adaptada
Los expertos también explicaron que muchos de los edificios y estructuras que colapsaron tras este terremoto en Turquía no estaban adaptadas a las normas de sismo resistencia al haber sido construidos hace varias décadas.
Este escenario hizo que miles de edificaciones se derrumbaran ante el movimiento telúrico provocando que miles de personas quedaran atrapadas dentro de los escombros; por lo que esta es una de las razones por las que se registró un gran número de muertos.
De hecho, Turquía había aprobado una legislación en 2004 para reforzar los criterios de construcción tras el sismo de 1999 pero muy pocos edificios fueron adaptados a esta norma.
“Acá se dio un terremoto muy potente en una zona que no estaba del todo preparada para él, lo que convirtió a edificios en armas de destrucción masiva”, explicó Cristian Farías, geofísico chileno y experto en sismos.