La llegada del virus del COVID-19 significó una amenaza mundial que paralizó todas las actividades y dejó en vilo a la población. Su rápida propagación provocó un gran impacto no solo en materia de salud sino también por el confinamiento obligatorio que fue impuesto a miles de millones de personas en el mundo.
De esta forma, los niños fueron los que más sufrieron el encierro ya que esto los afectó emocionalmente pero también académicamente debido a que gran parte de los planteles no estaban preparados para las clases virtuales y las familias no tenían los recursos para tener un computador y conexión a Internet.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) evidenció que durante esta pandemia los niños han perdido en promedio dos billones de horas presenciales de escolaridad como consecuencia del cierre de los centros educativos desde marzo de 2020.
“Los alumnos de más de 4 de cada 5 países han quedado rezagados en su aprendizaje. El aprendizaje de los niños provenientes de entornos más desfavorecidos se ha degradado. Especialmente los más marginados –los que viven en la pobreza y en las regiones rurales, los niños discapacitados y los alumnos más jóvenes- son los que han quedado más rezagados”, reseña el informe.
Lo preocupante es que, tras más de dos años de pandemia, menos de la mitad de los países han activado mecanismos para intentar recuperar a “gran escala” el ritmo académico y el nivel de escolaridad de los niños por lo que muchos estudiantes están quedando mal preparados y con graves deficiencias en diferentes temas académicos.
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2 BILLONES DE HORAS ⏰
de escuela presencial perdidas debido al cierre de escuelas por la #COVID19.👉Los estudiantes de más de 4 de cada 5 países se han quedado atrás en su aprendizaje.
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— UNESCO en español 🏛️#Educación #Ciencia #Cultura (@UNESCO_es) April 5, 2022
En ese sentido, la organización advirtió que si en el futuro los países no se preocupan por esta situación y tampoco amplían programas de ayuda “se corre el riesgo de perder una generación” que no recibió educación de optima calidad en medio de la pandemia.
“Los niños ya no saben leer ni escribir; algunos no son capaces de reconocer las letras del alfabeto. Algunos niños que iban a comenzar su escolarización no tuvieron nunca la oportunidad de adquirir estas competencias, ya que la educación de la primera infancia desapareció en la mayoría de los países”, indicó la Unesco.
Finalmente, el organismo lamentó que mientras los Gobiernos se están preocupando por recuperar las economías han venido descuidado el instrumento más eficaz para la recuperación y la sostenibilidad de una sociedad a largo plazo: la educación.
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